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RELATOS AL ATARDECER - CCCXLV
GRANADAS PARA CURAR. Un día Nasrudín fue con un maestro para aprender el arte de curar. Vieron venir a un paciente y el maestro dijo: Este hombre necesita granadas para curar. Nasrudín recibió al paciente y le dijo: Tiene usted que tomar granadas, es todo lo que necesita. El hombre se fue protestando y probablemente no consideró en serio el consejo.
Nasrudín corrió a su maestro y preguntó qué es lo que había fallado. El maestro no dijo nada y esperó a que de nuevo se dieran las circunstancias. Pasó un tiempo y el maestro dijo de otro paciente: Ese hombre necesita granadas para curar, pero esta vez seré yo quien actúe. Le recibió y se sentaron, hablaron de su familia, de su situación, dificultades e ilusiones. El maestro con aire pensativo dijo como para sí mismo: Necesitarías algún fruto de cáscara dura, anaranjada, y que en su interior contenga granos jugosos de color granate.
El paciente interrumpió exclamando: ¡Granadas!, ¿y eso es lo que podría mejorarme? El paciente curó y Nasrudín tuvo una ocasión más para aprender.
El paciente curó y Nasrudín tuvo una ocasión más para aprender. El remedio es la mitad de la cura, la otra mitad es la respuesta de quien se cura. Cada persona ha de encontrar sus propias respuestas. Es importante propiciar en el proceso de terapia una actitud activa en el paciente. El psicólogo acompaña, y es el paciente quien transita su propio camino, descubre sus propias respuestas. El darse cuenta por uno mismo es la clave fundamental en terapia.