EVOLUCIÓN EXTREMEÑA. En la historia general de España, el siglo XVIII se suele considerar un periodo de crecimiento demográfico, de reformas políticas y de expansión económica. Sin embargo, en el caso de Extremadura, las mejoras fueron menos notables que en el resto del país. En general, la situación continuó siendo extremadamente precaria para el amplísimo campesinado extremeña.
En el siglo XVIII se disponen de numerosos censos y padrones de vecinos que nos permiten conocer bien los datos referentes a la población que había en Extremadura. A lo largo del siglo la población experimentó un considerable aumento. De hecho, de los 240 000 habitantes que había a comienzos de la centuria se pasó a los casi 430 000 que se estimaban en 1797. Este crecimiento se debió a que hubo menos guerras, mejores cosechas y epidemias menos mortíferas. El incremento de la población se concentró, especialmente, en los núcleos urbanos. Aun así, ninguna ciudad de la región superaba los 15 000 habitantes. En el medio rural se mantuvo el hambre, la alta mortalidad y, por tanto, la despoblación.
En el siglo XVIII se disponen de numerosos censos y padrones de vecinos que nos permiten conocer bien los datos referentes a la población que había en Extremadura. A lo largo del siglo la población experimentó un considerable aumento. De hecho, de los 240 000 habitantes que había a comienzos de la centuria se pasó a los casi 430 000 que se estimaban en 1797. Este crecimiento se debió a que hubo menos guerras, mejores cosechas y epidemias menos mortíferas. El incremento de la población se concentró, especialmente, en los núcleos urbanos. Aun así, ninguna ciudad de la región superaba los 15 000 habitantes. En el medio rural se mantuvo el hambre, la alta mortalidad y, por tanto, la despoblación.