EL ORIGEN DE ESTAS PROHIBICIONES RELIGIOSAS va más allá de considerar al cerdo simplemente como un animal sucio. Aunque es cierto que los cerdos hacinados en espacios pequeños o con poca higiene pueden cubrirse con sus propios excrementos o el lodo que forman con los residuos, el agua y sus movimientos, hay otras razones más profundas y el argumento de que el cerdo es portador de enfermedades y parásitos se puede cuestionar al observar que otros animales que el ser humano consume también pueden transmitir enfermedades.