
CRONICA DE LA VIDA-. MUFACE UN DERECHO EN PELIGRO.
Que tiempos aquellos.....
Un día 17 de diciembre de 1976 cuando los funcionarios de base de la Policía Armada salieron a la calle para reivindicar un salario digno y la inclusión en el sistema de Seguridad Social.
El acto reivindicativo fue realizado en la capital de España, en la Plaza de Oriente. Se leyó un texto y la manifestación siguió recorriendo las calles de Madrid. Mientras tanto, el régimen franquista intentaba reunir a cuantos policías de servicio fuera posible para poner fin a la manifestación y detener a cuantos más agentes mejor.
En un acto de soberbia infinita, el general de Brigada del Ejército Jaime Chicharro Lamamie de Clairac, y su conductor, intentaron detener a algunos de los participantes. La reacción de la gran masa de manifestantes hizo que pusieran pies en polvorosa.
Referencia recogida en 'La Vanguardia' de la manifestación sindical de los policías en Madrid de 1976.
Cuando el groso de la manifestación llegó frente al Ministerio de Gobernación empezaba a caer una fina lluvia de esas que en el norte llaman “calabobos”. Los policías, para protegerse, se pusieron gorros de papel en la cabeza. Esto fue entendido por parte del general Chicharro como una provocación y nuevamente se produjo otro intento de detención. Esta vez, el general no esperaba la reacción del manifestante, que lejos de amilanarse, le propinó tal bofetón que hizo que general y gorra rodaran por el suelo y que este acabara con un ojo a la funerala.
El airado general ordenó que las Compañías Generales de Reserva cargaran contra los policías pero la compañía se negó. Tras ordenar, entonces, a la Guardia Civil que cargase, esta también se negó. La Dirección General de la Policía ordenó a la llamada policía secreta que hiciera fotos de los manifestantes para su posterior identificación y aplicación del código penal militar.
Misteriosamente todas las fotos salieron veladas, desenfocadas y borrosas. La segunda sección bis de la Policía Armada cumplió fielmente su encomienda y, gracias a aquellos, 280 miembros de la fuerzas de seguridad fueron encarcelados. Luego fueron juzgados y condenados por sedición e insulto a un superior, y alguno de ellos incluso expulsado para siempre de la Policía Nacional.
Esta fue la acción de lucha sindical más arriesgada que se ha producido en el ámbito de la Policía Nacional en toda su existencia, por su carácter militar y por no estar legalizado todavía entonces el derecho a manifestación. Los resultados no se hicieron esperar y, en menos de un año, los policías armados y sus familiares accedieron al sistema de prestación sanitaria de la Seguridad Social, pudiendo elegir entre esta y la prestación sanitaria privada, si bien en un primer momento se articuló el sistema de transición del Instituto Social de las Fuerzas Armadas para, posteriormente, pasar a Muface.
Otro de los aspectos acometidos por el entonces ministro Rodolfo Martín Villa fue el que supuso el mayor aumento salarial de la historia policial, pasando de un sueldo medio de 17.000 pesetas a 27.000. Han pasado más de 30 años y los sindicatos policiales no han tenido un gesto de reconocimiento colectivo hacia aquellos policías que lo dieron todo por un colectivo que nunca ha sabido agradecérselo.
Con esta historia quiero hacer llegar al lector que los policías también han sido víctimas de la represión y la falta de derechos sociales. Y agradecerles públicamente a todas aquellas personas que se manifestaron el 17 de diciembre de 1976, porque gracias a ellos hoy puedo estar escribiendo estas palabras con total libertad. El agradecimiento es la memoria del corazón.
Pd.: Texto copiado y pegado.
Verguenza nos deberia dar ahora, con sindicatos y semilibertades, no conseguir ni la mitad de lo que estos compañeros consiguieron. Leerlo y enteraros de la clase de sindicatos que tenemos,,,,, VIVIDORES y SINVERGUENZAS.
Que tiempos aquellos.....
Un día 17 de diciembre de 1976 cuando los funcionarios de base de la Policía Armada salieron a la calle para reivindicar un salario digno y la inclusión en el sistema de Seguridad Social.
El acto reivindicativo fue realizado en la capital de España, en la Plaza de Oriente. Se leyó un texto y la manifestación siguió recorriendo las calles de Madrid. Mientras tanto, el régimen franquista intentaba reunir a cuantos policías de servicio fuera posible para poner fin a la manifestación y detener a cuantos más agentes mejor.
En un acto de soberbia infinita, el general de Brigada del Ejército Jaime Chicharro Lamamie de Clairac, y su conductor, intentaron detener a algunos de los participantes. La reacción de la gran masa de manifestantes hizo que pusieran pies en polvorosa.
Referencia recogida en 'La Vanguardia' de la manifestación sindical de los policías en Madrid de 1976.
Cuando el groso de la manifestación llegó frente al Ministerio de Gobernación empezaba a caer una fina lluvia de esas que en el norte llaman “calabobos”. Los policías, para protegerse, se pusieron gorros de papel en la cabeza. Esto fue entendido por parte del general Chicharro como una provocación y nuevamente se produjo otro intento de detención. Esta vez, el general no esperaba la reacción del manifestante, que lejos de amilanarse, le propinó tal bofetón que hizo que general y gorra rodaran por el suelo y que este acabara con un ojo a la funerala.
El airado general ordenó que las Compañías Generales de Reserva cargaran contra los policías pero la compañía se negó. Tras ordenar, entonces, a la Guardia Civil que cargase, esta también se negó. La Dirección General de la Policía ordenó a la llamada policía secreta que hiciera fotos de los manifestantes para su posterior identificación y aplicación del código penal militar.
Misteriosamente todas las fotos salieron veladas, desenfocadas y borrosas. La segunda sección bis de la Policía Armada cumplió fielmente su encomienda y, gracias a aquellos, 280 miembros de la fuerzas de seguridad fueron encarcelados. Luego fueron juzgados y condenados por sedición e insulto a un superior, y alguno de ellos incluso expulsado para siempre de la Policía Nacional.
Esta fue la acción de lucha sindical más arriesgada que se ha producido en el ámbito de la Policía Nacional en toda su existencia, por su carácter militar y por no estar legalizado todavía entonces el derecho a manifestación. Los resultados no se hicieron esperar y, en menos de un año, los policías armados y sus familiares accedieron al sistema de prestación sanitaria de la Seguridad Social, pudiendo elegir entre esta y la prestación sanitaria privada, si bien en un primer momento se articuló el sistema de transición del Instituto Social de las Fuerzas Armadas para, posteriormente, pasar a Muface.
Otro de los aspectos acometidos por el entonces ministro Rodolfo Martín Villa fue el que supuso el mayor aumento salarial de la historia policial, pasando de un sueldo medio de 17.000 pesetas a 27.000. Han pasado más de 30 años y los sindicatos policiales no han tenido un gesto de reconocimiento colectivo hacia aquellos policías que lo dieron todo por un colectivo que nunca ha sabido agradecérselo.
Con esta historia quiero hacer llegar al lector que los policías también han sido víctimas de la represión y la falta de derechos sociales. Y agradecerles públicamente a todas aquellas personas que se manifestaron el 17 de diciembre de 1976, porque gracias a ellos hoy puedo estar escribiendo estas palabras con total libertad. El agradecimiento es la memoria del corazón.
Pd.: Texto copiado y pegado.
Verguenza nos deberia dar ahora, con sindicatos y semilibertades, no conseguir ni la mitad de lo que estos compañeros consiguieron. Leerlo y enteraros de la clase de sindicatos que tenemos,,,,, VIVIDORES y SINVERGUENZAS.