EL LEÓN QUE IBA A LA GUERRA
Cierto día, el león, rey de la selva, decidió comenzar una guerra en las tierras vecinas con el fin de extender su reino. Para poder llevar a cabo su idea, dio orden de reclutar a todos sus súbditos para preparar una gran tropa. Al reunirlos a todos, les habló de su idea y comenzó a asignar a cada animal, según su naturaleza, un puesto dentro de su ejército. Así, escogió al elefante para llevar las armas en su lomo fuerte y amplio; el oso, por su gran tamaño, fue seleccionado para ir al frente del pelotón; al zorro le encargó la parte diplomática; y el leopardo, con su gran sigilo, entraría por la retaguardia para sorprenderlos. Cuando la mayoría de los animales sabía cuál sería su misión, alguien dijo:
–Oh, mi rey. Yo recomendaría que no incluya ni a los burros ni a las liebres. El burro es poco astuto y la liebre es fácil de atemorizar.
El león, buscando con la mirada al que había dicho esas palabras, dijo:
– ¡Estás equivocado! Por supuesto que serán parte de mi regimiento. Sin ellos no estaríamos completos. El burro será quien asuste al enemigo con sus rebuznos, y la liebre, por su rapidez, será quien entregue el correo.
Aprendamos de esta fábula que hasta lo que puede parecer una desventaja se puede convertir en una virtud cuando es bien utilizad
Cierto día, el león, rey de la selva, decidió comenzar una guerra en las tierras vecinas con el fin de extender su reino. Para poder llevar a cabo su idea, dio orden de reclutar a todos sus súbditos para preparar una gran tropa. Al reunirlos a todos, les habló de su idea y comenzó a asignar a cada animal, según su naturaleza, un puesto dentro de su ejército. Así, escogió al elefante para llevar las armas en su lomo fuerte y amplio; el oso, por su gran tamaño, fue seleccionado para ir al frente del pelotón; al zorro le encargó la parte diplomática; y el leopardo, con su gran sigilo, entraría por la retaguardia para sorprenderlos. Cuando la mayoría de los animales sabía cuál sería su misión, alguien dijo:
–Oh, mi rey. Yo recomendaría que no incluya ni a los burros ni a las liebres. El burro es poco astuto y la liebre es fácil de atemorizar.
El león, buscando con la mirada al que había dicho esas palabras, dijo:
– ¡Estás equivocado! Por supuesto que serán parte de mi regimiento. Sin ellos no estaríamos completos. El burro será quien asuste al enemigo con sus rebuznos, y la liebre, por su rapidez, será quien entregue el correo.
Aprendamos de esta fábula que hasta lo que puede parecer una desventaja se puede convertir en una virtud cuando es bien utilizad