Íbamos a la rivera a contemplar las crecidas. ¡Lleva una crecida que salta las pisaeras! -decíamos- Cuando la cosa iba más baja, jugábamos a pasar, y, a veces, a mojarnos. En primavera las mujeres lavaban, merendaban, hablaban... La Rivera. ¡Buen seudónimo has pillao! A mi también me haría mucha ilusión volver a juntarnos. Como puedes comprobar, en aquellos tiempos éramos guapos naturales, sin cibernética. Un abrazo grande para todos y especialmete para ¡LA-RIVERA!. PC