Querido Calambú: Hernán Cortés, que, en palabras de Salvador de Madariaga (libro excepcional) fue el más importante de los hombres de su siglo, no era muy dado a las letras, aunque fue un excepcional Capitán- muy culto para su tiempo- De hecho las crónicas de sus conquistas las escribió un tal Bernal Díez del Castillo, escribano a la sazón, que mantuvo su lucha “intelectual” con el padre De las Casas. Es curioso, por lo demás, cómo apareció el de Medellín por América. Ni más ni menos, porque lo pillaron saltando una tapia en corral ajeno (cosas de faldas) y tuvo que salir pitando. No obstante, sería metafísicamente imposible, como bien sabes, hacer una relación pormenorizada de militares escritores. ¡Sería la leche! Sería, algo así, como pretender hacer un listado de chicas guapas que han pasado por los ojos de cualquier mortal.
Respecto a lo dicho, que no dicho, por Pisaeras, es el eterno dilema. Cuando hablamos del pueblo lo hacemos en sentido lato y, muchas veces, metafísico. Son las gentes, los lugares, las vivencias; en una palabra, nuestro mundo (Sabes que también nos enamoramos de los entes inanimados) Los tiempos están cambiando, decía Dylan. En realidad cambian las sociedades, las leyes. El tiempo se retroalimenta de su propio cambio, es decir, de las estaciones, la noche, el día, la lluvia, el viento, el frío, el calor. Vemos a un amigo 20 agostos después y le decimos ¡Cómo cambian los tiempos! No, el agosto de aquél tiempo será más o menos caluroso que éste, pero es el agosto. Somos nosotros los que hemos cambiado, porque hemos pasado por el tiempo. A la espera de lo que digan los del cambio climático. En fin, un abrazo. PC
Respecto a lo dicho, que no dicho, por Pisaeras, es el eterno dilema. Cuando hablamos del pueblo lo hacemos en sentido lato y, muchas veces, metafísico. Son las gentes, los lugares, las vivencias; en una palabra, nuestro mundo (Sabes que también nos enamoramos de los entes inanimados) Los tiempos están cambiando, decía Dylan. En realidad cambian las sociedades, las leyes. El tiempo se retroalimenta de su propio cambio, es decir, de las estaciones, la noche, el día, la lluvia, el viento, el frío, el calor. Vemos a un amigo 20 agostos después y le decimos ¡Cómo cambian los tiempos! No, el agosto de aquél tiempo será más o menos caluroso que éste, pero es el agosto. Somos nosotros los que hemos cambiado, porque hemos pasado por el tiempo. A la espera de lo que digan los del cambio climático. En fin, un abrazo. PC