¡Realito, joio, que alegría leerte! Es como si estuviera bañándome en la charca el gordo. ¡Me cago en la leche, que soy capaz de darme un chapuzón, en bolas, este verano en citada charca! (¡Pensar que ahora es progreso bañarse en bolas!) Todo sea para rememorar los viejos tiempos. Sólo faltaría el tío Isidro “el Roa” (q. e. p. d) apareciendo a lo lejos y nosotros empapaos con los pantalones a mano. Me caches en la mar. Yo, en la Olla, no me baño, Realito. Ya dije que lo hice una vez, superando el miedo atroz a las historias populares y a lo desconocido, para no quedar mal con mis acompañantes. ¡No vuelvo! En la Rivera no te bañas tú, como no rellenes los charcos con agua del pantano. Lo malo de todo esto es que ahora, con la edad, no se yo si aguantaríamos a Lorenzo dando caña. Sólo de pensarlo me sofoco. Saludos. PC