La tia Teora se merece un monumento por todo lo que ayudó a quien lo necesitaba. en todos los acontecimientos de mi vida estuvo a mi lado; unas veces para hacer el frite para celebrar algo familiar, otras para secarme las lágrimas cuando murió mi padre y hacerme ese chocolate calentito, que me reconfortó tanto. Todas las tarde iba avernos y a ofrecernos su ayuda y su amistad sincera, todavía, cuando la vida se pone a veces dificil, me acuerdo de su cariño y siento fuerzas como cuando me dió el chocolate. Desde estas tardías y humildes líneas, tía Teodora siempre te recordaré con todo mi amor