MEMBRIO: La linterna que era como una petaca y tenía el faro...

Siente, Virgo, la añoranza
por el candil con torcía
y recuerda aquellos días
de tenue luz y esperanza

Y el tal Chengue, le contesta
-añorándolo, igualmente-
que el carburo, fue decente,
sin tener torcía puesta…

ROMANCE DE LA INTERNA

Y yo, aquí, malamente,
añorando una linterna;
la de la pila cuadrá
que tenía dos lengüetas.

Una pila que duraba
lo que en un colegio en guerra
un humilde bocadillo
de sencilla patatera.

¡Ay, mis ranas, mis pardales,
naranjos de mi ribera;
mis amigos alumbrándome
en la noche p’a que viera

Y el sonido decadente
de la escopeta de feria,
y el pájaro que caía
¡Pobre pájaro, que pena!

Y la rana espatarrá
por la tabla de madera
en la charca de los burros,
si ellos charca tuvieran.

Y, a la mañana siguiente,
juntos, de cualquier manera,
desplumábamos a unos;
y, a las otras, sin cabeza.

¡Y a la sartén! ¡Que ricura!
¡Qué forriola tan buena!
Ancas de rana y pardales
en sartenes todas llenas.

Cuando lo cuento en Madrid,
a alguno le da dentera
¿No tienes remordimientos?
Me espetan de tal manera

Sí, remordimientos joios,
de no ser ya lo que era;
del no croar de las ranas
ni al estío ni en primavera.

La cosa es que sin guardas,
medio ambiente y entretelas,
había ranas en las charcas
y pájaros en las eras

Saludos. PC

La linterna que era como una petaca y tenía el faro en su parte delantera era muy bonita, pero se apagaba muchas veces porque no hacía buen contacto, siempre metiendo cuñas de papel para empujarla adelante y no había manera, lo suyo era hacer cabrear al que la llevaba, y daba lugar a que se escaparan muchas ranas y pardales.