LETANÍA ROMANCERA DEL HÍBRIDO DESCOMPUESTO DE LARGA TRADICIÓN MUNDANA- POR MESTER DE CLERECÍA- DE TÍTULO CORTO.
(Dedicado a mi buen amigo Vísperas. Y, porqué no, también al inspirador. Sin acritud)
Voy a contaros una historia
que en verano nos pasó
a un buen amigo y a mí,
donde Fortuna, a los dos.
Estábamos, Vísperas y yo,
departiendo, tan contentos,
un medio día de agosto
de esos que arde el cemento,
en la taberna, tan frescos,
-al fondo, en lo más dentro-
bien servidos, con buen caldo,
por simpático tabernero.
Ambos, prestos a relatar
todos los buenos momentos,
y los malos que, como es sabido,
ya se nos dan por supuestos.
Y apareció un buen tostón
-de esos que te cuentan cuentos-
a socavar, con derrumbe,
la casa por los cimientos.
¡Que tío más pesao, Dios mío!
Es cosa que yo no entiendo,
que se les caliente el mosto
y nos tomen por confesos.
Tan pronto era pastor
como desconocía el pastoreo;
al rato fue millonario
y después no tenía un euro.
Vísperas y yo, aguantando
estoicamente, por supuesto,
aquel chaparrón indecente
de indecentes presupuestos.
Después, Vísperas, lo invitó
al estrado- es lo cierto-
y me dio que no sabía
el lugar en que estaba eso.
Mas al manso, al poco rato,
con cabeza y buen tiento,
Vísperas, en la manada,
parece que lo fue metiendo
Y lo metió ¡Voto a bríos!
Vaya que lo metió ¡Por supuesto!
No sé lo que le diría
o si lo invitó a tomar pienso.
Y se avino a reconocer
que la pata estaba metiendo
¡Hasta el corvejón! que, dicen,
las buenas gentes del pueblo.
Mas, era tarde para mí;
me tenía tan revuelto
que ni la cerveza me supo
y a poco me cago dentro.
Es así que me acordé
de un relato romancero
que de esta guisa cantaba
hace ya montón de tiempo.
<<En una jaula de oro
cuatro esqueletos de gato
le tocaban los cojones
al Pretor Poncio Pilatos>>
¡Nos vamos!- le dije a Vísperas-
y se puso tan contento.
No pregunten donde fuimos;
es la verdad, no me acuerdo.
PC
(Dedicado a mi buen amigo Vísperas. Y, porqué no, también al inspirador. Sin acritud)
Voy a contaros una historia
que en verano nos pasó
a un buen amigo y a mí,
donde Fortuna, a los dos.
Estábamos, Vísperas y yo,
departiendo, tan contentos,
un medio día de agosto
de esos que arde el cemento,
en la taberna, tan frescos,
-al fondo, en lo más dentro-
bien servidos, con buen caldo,
por simpático tabernero.
Ambos, prestos a relatar
todos los buenos momentos,
y los malos que, como es sabido,
ya se nos dan por supuestos.
Y apareció un buen tostón
-de esos que te cuentan cuentos-
a socavar, con derrumbe,
la casa por los cimientos.
¡Que tío más pesao, Dios mío!
Es cosa que yo no entiendo,
que se les caliente el mosto
y nos tomen por confesos.
Tan pronto era pastor
como desconocía el pastoreo;
al rato fue millonario
y después no tenía un euro.
Vísperas y yo, aguantando
estoicamente, por supuesto,
aquel chaparrón indecente
de indecentes presupuestos.
Después, Vísperas, lo invitó
al estrado- es lo cierto-
y me dio que no sabía
el lugar en que estaba eso.
Mas al manso, al poco rato,
con cabeza y buen tiento,
Vísperas, en la manada,
parece que lo fue metiendo
Y lo metió ¡Voto a bríos!
Vaya que lo metió ¡Por supuesto!
No sé lo que le diría
o si lo invitó a tomar pienso.
Y se avino a reconocer
que la pata estaba metiendo
¡Hasta el corvejón! que, dicen,
las buenas gentes del pueblo.
Mas, era tarde para mí;
me tenía tan revuelto
que ni la cerveza me supo
y a poco me cago dentro.
Es así que me acordé
de un relato romancero
que de esta guisa cantaba
hace ya montón de tiempo.
<<En una jaula de oro
cuatro esqueletos de gato
le tocaban los cojones
al Pretor Poncio Pilatos>>
¡Nos vamos!- le dije a Vísperas-
y se puso tan contento.
No pregunten donde fuimos;
es la verdad, no me acuerdo.
PC
Cá Jacé, parece que PC ya no aparece, te contesto, el inspirador hay que buscarlo lejos...
¿Por el norte?. ¿Como de lejos?.
¡Coño, Cá Jacé, te quieres enterá de tó!. por el norte no, por el Oeste, a unos 25 Km. ¿Oye tú le has dao ya a REALITO el santo, seña y cotraseña?, por que si no, no tengo permiso para pasarte información confidencial, tú veás.