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MEMBRIO: Saludos a la gente membrillera. No se que decir ni...

Querido amigo, Vísperas. Ante la foto de Amapola, que pongo por testigo, yo te digo. A ti te cuento, para que Realito lo filtre. Me consta que jamás el corporativismo obnubilará tu razón. De pedagogía, yo sólo pondré los ojos cuando tú escribas. Y, conste, me gustaría escribir dando saltos, como Llobet. Nada es verdad ni mentira…pero a veces, opinamos sólo de nuestra realidad. La cosa endogámica y los espacios muertos. Loas sobre loas, ya sabes, a las puertas del infierno. Me acurruco aquí y leo, o pretendo. En fin, ¡Qué contarte! Compañero, del alma, compañero. Un abrazo. PC

Saludos a la gente membrillera. No se que decir ni por donde empezar. Que conste que mi ausencia estos dos o tres días, está plenamente justificada y con el debido conocimiento y consentimiento de la superioridad. Soy sincero, y por tanto, he de decir que he leído lo que he leído... Poco, viendo todo lo que os habéis extendido jeje. Confieso que he perdido el hilo y que ando totalmente perdido. Imposible leerse las páginas y páginas escritas en estos días de ausencia. Veo que ha salido a la palestra el tema de los MAESTROS del pueblo, en referencia a que si daban o quitaban becas. Yo debería estar en Babia (que por lo que me han contado es un pueblo precioso, leonés, al que tengo pendiente una visita) porque nunca oí nada de becas. Recuerdo que estando en la escuela de Don Joaquín, me dijo mi padre que le había commentado éste que debería de estudiar, pero, de becas, nada de nada. Yo me hice el sueco, y mi padre el hombre, supongo que por miedo al asunto de los dineros, tampoco insistió mucho aunque, en un principio, sí que me dió la tabarra jeje. Creo que VISPERAS,-conocedor del tema- lo ha explicado con claridad. Tal vez, en aquellos tiempos a los que se refiere mi primo CAROCOL, tuvieran los maestros algo de influencia sobre el asunto, si es que tenían alguna competencia sobre ello. De verdad, es la primera vez que oigo algo al respecto. Sea lo que fuere, especialmente a Don Pedro y a Don Joaquín, mi agradecimiento será eterno.