Una de las famosas y transitadas cuestas del
pueblo que por estar muy cerca de la
escuela de los muchachos (el
edificio del fondo era la escuela) servía para rodar por ella las anillas (argollas) a la hora de realizar cierto
juego infantil. Algún cántaro de
agua porteado por una moza a la cabeza, se fué al garete al pasar enfrente de la
herrería de Angel y chocar contra él una de las anillas (o argollas), otras se colaban por la
ventana de la herrería, o bien chocaban en la cortina de la vivienda de Andrés y Agripina y, si había suerte, alguna impactaba contra el poste de la luz, que era el objetivo principal del juego.