Primero, amigo Wenceslao, felicitarte por tu soneto siempre en la línea de tu estilo. En estos momentos que te escribo, está lloviendo con un viento tan fuerte, que estremece las ventanas de este caserón. No tenemos dificultades y espero que amaine el temporal mañana. La isla está preciosa, la cubre todo un manto verde; la tierra es muy agradecida, sólo con un poco de lluvia y este sol perenne, te regala un paisaje bellísimo.
Te mando un poema que habla de las noches frías y de un viento huracanado, mientras intento conversar con Él. Con mi sincero afecto. Pilar
LA CANCION DEL VIENTO
Sentí cómo gemías en la fría madrugada
y nos quedamos oyéndonos.
Tú rozabas mi ventana llamándome
con ronco acento,
y yo abrazando al silencio
te respondía soñando.
Así descubrí tu enojo
que repetías indómito;
eternas cuitas que hablaban
de senderos misteriosos,
donde la sombra cabalga
por regiones desoladas del Averno.
¡Ah!, si pudiera desatar
en furiosa tempestad,
todo el violento caudal
de tristeza y ansiedad,
que grita por estallar
dentro del alma latiendo!
me perdería en el vértigo
de ser como tú, inclemente,
viento implacable que arrasas,
que no reposas ni duermes,
mientras descargas con furia,
sin piedad, un canto de muerte.
Pilar Cáceres González. De su libro "LA FLOR DEL PENSAMIENTO"
LA CANCIÓN DEL VIENTO
Te mando un poema que habla de las noches frías y de un viento huracanado, mientras intento conversar con Él. Con mi sincero afecto. Pilar
LA CANCION DEL VIENTO
Sentí cómo gemías en la fría madrugada
y nos quedamos oyéndonos.
Tú rozabas mi ventana llamándome
con ronco acento,
y yo abrazando al silencio
te respondía soñando.
Así descubrí tu enojo
que repetías indómito;
eternas cuitas que hablaban
de senderos misteriosos,
donde la sombra cabalga
por regiones desoladas del Averno.
¡Ah!, si pudiera desatar
en furiosa tempestad,
todo el violento caudal
de tristeza y ansiedad,
que grita por estallar
dentro del alma latiendo!
me perdería en el vértigo
de ser como tú, inclemente,
viento implacable que arrasas,
que no reposas ni duermes,
mientras descargas con furia,
sin piedad, un canto de muerte.
Pilar Cáceres González. De su libro "LA FLOR DEL PENSAMIENTO"
LA CANCIÓN DEL VIENTO