Lo que ha sido una verdadera deferencia para con los niños es que no hayan puesto ni un milímetro cuadrado de arena. Ahora si los críos se caen de los columpios, caen sobre seguro: cemento puro. Donde va a parar, mucho mejor: así estrenan escayola mucho antes. Y por otro lado, si se quiere dejar fuera a los drogadictos, litroneros, botellonistas y toda la fauna, la solución no es convertir el parque en la jaula de cemento, que es de un mal gusto exquisito. Solo falta que hagan otra fuente y la llamen con un nombre más ridículo que la de avispero por revanchismo político. Lástima que sea mi tierra.