No se conocen los orígenes del
pueblo pero a través de datos sacados del libro “Interrogatorio de la Real Audiencia de
Extremadura” que data del año 1791 podemos decir que era una aldea y correspondía a la diócesis y obispado de
Coria, pertenecía al Excelentísimo Señor Duque de Alba, que el pueblo se componía de 40 vecinos y su dedicación era la
agricultura y la
ganadería, había dos herreros para sostener lo necesario para el pueblo y la agricultura y también dos tejedores para los lienzos que el pueblo usaba.
Había una
casa de
ayuntamiento para tratar los asuntos concernientes al buen régimen y gobierno del pueblo y a esta casa estaba agregada la cárcel. No había
mesón,
posada,
comercio ni
mercado por la inmediación de la Ciudad de Coria en la que se hacía una vez a la semana, no había
huerta de legumbres y las que consumían las traían de la ciudad de Coria el día de mercado. No había mas cosechas que las de trigo, centeno cebada y garbanzos y las tierras las cultivaban con arado y bueyes, para
trillar utilizaban un instrumento pesado de madera que llamaban
trillo.
Respecto a la ganadería, había
ovejas,
vacas,
cabras y
cerdos con los que hacían las matanzas para su consumo anual y otros los vendían.
La
parroquia del pueblo se llamaba
San Andrés por ser el Patrón del pueblo, el párroco no residía aquí, pasaba por el pueblo cuando la necesidad lo requería.
Había una dehesa Boyal, la
caza que había era de liebres, algunos conejos y perdices, se hacían batidas de fieras (que por esta tierra eran de lobos y zorras) y por lo respectivo a la de los lobos como era corto el vecindario se solían matar pocos, mas la de zorras y zorrillos con bastante abundancia, el
premio de estas era de diez reales por cada zorra y el zorrillo cuatro, por el lobo cuatro ducados y si era hembra ochenta reales.