A finales del primer siglo de esta era fue cuando se levantó el Arco de Cáparra, que alcanzó los 13 metros en origen. Casi cuadrado, es el único ejemplo de arco de cuatro caras que sobrevive en España. Este tipo de edificaciones se conocen como tetrapylum. Gracias a una inscripción en el mismo se conoce quién lo encargó. Fue Marcus Fidius Macer y lo hizo siguiendo el legado testamentario de sus progenitores, Fidius Macer y Bolosea, que también aparecen nombrados.