No creo que la
casa de la cultura sea una necesidad real, como queréis hacer creer, y no veo razón alguna de peso para que se os conceda.
Como tampoco quiero perder demasiado tiempo con esto, voy a concluir con algo que deberíais tener bien aprendido: no basta con desear algo, sino que hay que ganárselo, sin olvidar el merecimiento (que pongo bastante en duda).
Saludos para los que tuvieron el privilegio de disfrutar los excesos de los dos primeros tercios de la década de los 90, y un inevitable
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