Acabo de recibir una mala noticia que me ha dejado seco... David, no te puedes imaginar cuánto lo siento por ti y por toda tu familia. Qué injusta es la vida: primero tu sobrino y entrañable compañero mío, y ahora tu hijo. Somos de generaciones distintas y han pasado muchos años sin vernos, pero no he perdido el gran aprecio que te ganaste con pequeños detalles como ayudarme a engrasar la cadena de mi bicicleta, incluso cuando estabas en la "mili" e ibas de permiso al pueblo. No os merecéis esto. Llevo tiempo sin frecuentar el pueblo, pero en este momento comparto vuestro dolor y vuestro sufrimiento... Lo siento mucho.