Pero, si importante es el
retablo de Gregorio Fernández, no menos trascendental es del de los hermanos Churriguera y su sobrino Alberto, donde se venera el misterio de la
catedral y que mediante un mecanismo de tornos y poleas, se descubre una urna en caoba e incrustaciones de concha y plata repujada, donde aparece la dormición de la
Virgen yacente y con los ojos cerrados esperando el tránsito para subir a los
cielos. Es conocido este
altar como el del "Tránsito". Aunque la joya más desconcertante y la más seductora de la Catedral es un
coro que asoma tras la
reja plateresca de Juan Bautista de Celma, ese bestiario mágico, esa intensa osadía del maestro Rodrigo Alemán, autorretrato en la misericordia del obispo y en la que preside la taracea de S. Nicolás. El coro, tallado en madera de
nogal es Sepultura del Obispo Ponce de
León el ejemplo más puro de estilo
gótico flamígero. Son necesarias varias horas para admirar el maravilloso despliegue de sus taraceas, tallas, pomos, encajes y calados. Los dorsales son una Biblia de nogal que nos va relatando los episodios más notables de la
historia sagrada desde la creación de Eva hasta la venida del Espíritu
Santo. Pero son las misericordias y en los brazos de la sillería donde el maestro desboca su imaginación, derrochando un humor grosero que no se detiene ante lo obsceno e irreverente. Rodrigo Alemán, plasma de una manera inmejorable el mundo de los buhoneros, pícaros, cícaros y mendigantes. Para terminar, llamarán poderosamente la atención los vítores rojos que existen en la
fachada plateresca y que responde a una
tradición de los universitarios, que demostraban así su agradecimiento a todos aquellos que habían contribuido a que estos pudieron realizar sus estudios. Realizaban una especie de pasta, elaborada con sangre de
toro de lidia, minio y especias de
color rojo, con la que más tarde se subían por los
edificios monumentales y colocaban el apellido o nombre de su benefactor con un Vítor. Así nos encontramos en la
portada vítores de los siglos XVI y XVII hacia los canónigos "Herrera", "Lobera"