Una de las partes que pocas veces se mencionan es la
portada sur de la
catedral y que, sin embargo, es una de las zonas más mágicas que puedes observar. Popularmente se llama el Enlosado y esta
puerta está limitada con la
torre que perteneció a la Antigua Catedral, con la
románica que tiene influencias bizantinas y la balaustrada (conjunto de pequeñas
columnas) de encima de la
muralla. Los contrastes de todos estos estilos hacen de este lugar un espacio entrañable y cercano a toda la población. En cuanto a los
retablos, el de mayor tamaño es de estilo barroco y consta de
esculturas de madera de diversos
colores según la técnica del estofado, realizado por Gregorio Fernández. Francisco Rizi realizó pinturas para la catedral (Anunciación y Adoración de los Pastores), pero también lo hizo Luis Fernández (Adoración de los Reyes) y Mateo Gallardo (Circuncisión). En el lugar sagrado donde se guarda el mismísimo testamento o llamado también el Santísimo Sacramento, conocido como tabernáculo, se da culto a la imagen de Nuestra Señora del Sagrario. Este es de estilo
gótico y su origen se remonta al siglo XII. Aguarda temas iconográficos pertenecientes a la época de la Contrarreforma. Si nos centramos en las
calles que mencionamos en el apartado anterior, en el sotabanco del primer cuerpo se encuentran tallados distintos temas de la Pasión, mientras que en la
calle central del segundo cuerpo se representa a la
Virgen elevándose al
cielo. La patrona de la catedral, simbolizada como Inmaculada, se alza en medio de un
coro de ángeles y los apóstoles, mientras tanto, se van reuniendo alrededor del sepulcro vacío. Este es el gran Misterio que vigilan los padres de la Virgen (obra de los Churriguera) y que se conoce como el Tránsito o la Dormición de la Virgen María. Este precioso y gran cuadro habla por sí solo, rompiendo el silencio y desbordándose por los laterales con toda su energía.