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RIOLOBOS: Hojeando las hojas de mi libreta preferida, sí, la...

Hojeando las hojas de mi libreta preferida, sí, la que me acompaña en mis viajes. Llegó un amigo al que hacía tiempo que no veia, nos saludamos con el abrazo de rigor, ¡hola que tal! la familía bien sí, gracías, ¿Tomando alguna nota? pués sí, ojeando como las olas golpean la orilla de la playa sin cesar, tambien observo a lo lejos, como se estrellan contra el espigón del puerto bajo un sol resplandeciente que supera los veinti dos grados. Se ven barcos de pesca, y se oye el piar de las gaviotas, en la lejania un crucero con una gran bandera española echando humo por la chimenea desapareció en el horizonte.

Estando yo concentrado en mis apuntes, se acercó una joven elegantemente vestida, ojos verdes, y la acompañaba Florín, un niñito rubio con ojos azules. Se sentó a mi lado y, me dijo, que solo tenia tres añitos, me pidió un poco de agua "Faltaría más" le dí de beber y un par de caramelos, él me ofreció una alegre sonrisa, por un instante voló mi imaginación a mi infancia en la que crecemos ajenos a las injusticías que nos depara la sociedad cada vez más egoista; donde se adora más al "Oro del becerro" que al becerro de oro.

Por otro lado Katia, la mamá de Florín, la observé que deseaba contarme algo "no se que" la rogué que por favor, no me explicara algo que no deseara, pero si quería hacerlo yo la escucharia encantado. Comenzó su relato manifestando que era madre soltera, yo la indiqué que, el ser madre soltera no tenia nada que ver, ya que los tiempos han cambiado para bien, prosiguió Katía, que habia tenido a su niño cuando más dificultades economicas tenia pero "ahora" tenia un trabajo estable y, le daba gracías a Dios para criar a su niño. Se despidió de mí con un cordial saludo, y Florín, hasta me dió la mano, como observé que tenía un poquito de tos, antes de marcharse le recité un pequeño poema. En fin, la vida está llena de sorpresas.

<LA TOS DE MI MUÑECA>
Como mi linda muñeca
tiene un poquito de tos
yo, que enseguida me aflijo,
hice llamar al doctor.
Serio y callado a la <enferma>
largo tiempo examinó,
ya poniendole el termómetro
ya mirando su reloj
la muñeca estaba pálida,
yo temblaba de emoción,
y al fin el médico dijo
bajando mucho la voz:
Esta tos sólo se cura
con un caramelo o dos.

Un beso revestido del más puro afecto, ¡Cura tantas cosas!.....

Saludos.- Sixto.