II.- LA MATANZA.- (Hace mas de medio siglo)
Quedamos al experto troceando al cerdo. Sacaba los tocinos, los jamones, los lomos y el resto de la carne que debía de prepararse para hacer los chorizos, morcillas y patateras.
No recuerdo que carne se usaba para cada cosa, lo que si me acuerdo, es el momento en que los hombres se sentaban en torno a la mesa y tomando un trozo de carne, iniciaban la tarea del picado. Una mujer iba pasando por los puestos de los hombres, retirando la carne ya picada que colocaba en una artesa. Estas faenas eran interrumpidas varias veces, para tomarse un trago de vino, acompañado de un trozo de carne asada, oreja asada o algo de panceta. Todo estaba riquísimo.
Ya toda la carne picada, se adobaba con los diferentes ingredientes que daban el sabor y calidad de embutidos a cada cosa.
Los hombres se dedicaban a preparar los tocinos y jamones, mientras las mujeres, se preparaban para embutir los diferentes productos.
Los jamones se colocaban en unas maderas, se enterraban de sal y se colocaba una piedra encima. Los tocinos se colocaban sobre una base hecha de “chamuscones”. Así los dejaban un tiempo. Pasados unos días, los jamones se colgaban atados con una cuerda de la pezuña y los tocinos se les hacia una ranura en un extremo, se introducía una cuerda por la ranura y se pasaba una caña por el otro extremo, que servia de tope para poder colgar el tocino en alguna alcayata.
Mientras las mujeres sentadas en corrillo, se dedicaban a embutir. Con unos embudos pequeños, introducían la masa en las tripas y ayudándose del dedo gordo, las llenaban dejando un poco sin llenar, ya que al realizar el atado de los trozos de la “ristra”, siempre la masa retrocedía. Así se embutían los chorizos, morcillas y patateras. Preparadas las ristras, se subían a las “trojis”, donde ya estaban los tocinos y los jamones, para colgarlas. Se realizaba esta faena con unas horquillas que, introduciendo la cuerda de la ristra en unas ranuras que llevaba la horquilla, quedaba la cuerda abierta y facilitaba el cuelgue en la “pua” que estaba clavada en la viga de madera del techo de la “troji”.
En algunas casas había una máquina de picar y embutir, pero para picar se usaba muy poco y para embutir aunque un poco más, preferían hacerlo a mano.
Una vez toda la matanza en las “trojis”, recuerdo se encendían braseros de “picon”, supongo para facilitar el secado. También recuerdo que se colgaban dentro de las chimeneas.
Todas estas faenas, habían durado a lo menos dos días, en los cuales las familias, compartían trabajo y mesa y era una fiesta para todos.
Así se hacia en una casa y a los pocos días en casa del tio. No había pasado una semana y a casa del otro tio. Así casi un mes, disfrutando de aquella fiesta que eran LAS MATANZAS, de hace más de medio siglo.
Buen provecho.
Un saludo.- Máximo.
Quedamos al experto troceando al cerdo. Sacaba los tocinos, los jamones, los lomos y el resto de la carne que debía de prepararse para hacer los chorizos, morcillas y patateras.
No recuerdo que carne se usaba para cada cosa, lo que si me acuerdo, es el momento en que los hombres se sentaban en torno a la mesa y tomando un trozo de carne, iniciaban la tarea del picado. Una mujer iba pasando por los puestos de los hombres, retirando la carne ya picada que colocaba en una artesa. Estas faenas eran interrumpidas varias veces, para tomarse un trago de vino, acompañado de un trozo de carne asada, oreja asada o algo de panceta. Todo estaba riquísimo.
Ya toda la carne picada, se adobaba con los diferentes ingredientes que daban el sabor y calidad de embutidos a cada cosa.
Los hombres se dedicaban a preparar los tocinos y jamones, mientras las mujeres, se preparaban para embutir los diferentes productos.
Los jamones se colocaban en unas maderas, se enterraban de sal y se colocaba una piedra encima. Los tocinos se colocaban sobre una base hecha de “chamuscones”. Así los dejaban un tiempo. Pasados unos días, los jamones se colgaban atados con una cuerda de la pezuña y los tocinos se les hacia una ranura en un extremo, se introducía una cuerda por la ranura y se pasaba una caña por el otro extremo, que servia de tope para poder colgar el tocino en alguna alcayata.
Mientras las mujeres sentadas en corrillo, se dedicaban a embutir. Con unos embudos pequeños, introducían la masa en las tripas y ayudándose del dedo gordo, las llenaban dejando un poco sin llenar, ya que al realizar el atado de los trozos de la “ristra”, siempre la masa retrocedía. Así se embutían los chorizos, morcillas y patateras. Preparadas las ristras, se subían a las “trojis”, donde ya estaban los tocinos y los jamones, para colgarlas. Se realizaba esta faena con unas horquillas que, introduciendo la cuerda de la ristra en unas ranuras que llevaba la horquilla, quedaba la cuerda abierta y facilitaba el cuelgue en la “pua” que estaba clavada en la viga de madera del techo de la “troji”.
En algunas casas había una máquina de picar y embutir, pero para picar se usaba muy poco y para embutir aunque un poco más, preferían hacerlo a mano.
Una vez toda la matanza en las “trojis”, recuerdo se encendían braseros de “picon”, supongo para facilitar el secado. También recuerdo que se colgaban dentro de las chimeneas.
Todas estas faenas, habían durado a lo menos dos días, en los cuales las familias, compartían trabajo y mesa y era una fiesta para todos.
Así se hacia en una casa y a los pocos días en casa del tio. No había pasado una semana y a casa del otro tio. Así casi un mes, disfrutando de aquella fiesta que eran LAS MATANZAS, de hace más de medio siglo.
Buen provecho.
Un saludo.- Máximo.