Sólo denuestan a los médicos los políticos de la derecha extrema
11/12/2012
123450 VOTOS
IMPRIMIRENVIAR A UN AMIGO
El malestar de muchos de los profesionales de la sanidad madrileña se ha multiplicado últimamente. Pero esta situación no se ha fraguado ahora, con los recortes, los copagos y la crisis desbordante que empezó hace cuatro años más o menos. En la Comunidad de Madrid se instaló hacia 2003, como presidenta, Esperanza Aguirre.
Es una neoliberal ortodoxa, amante de todo género de privatizaciones y de provocaciones políticas. Llegó donde llegó Aguirre merced a un pucherazo electoral que -para vergüenza de este país- nunca ha sido investigado judicialmente a fondo.
Poder omnímodo
Sin el tamayazo, el PP madrileño no habría tenido el poder omnímodo que sigue teniendo. Y es verdad que no se hubiera hundido la izquierda madrileña, compuesta por el PSM e IU. El golpe del pucherazo fue muy fructífero para la derecha política y no pocos empresarios del ladrillo.
Acoso y derribo al doctor Montes
Ese poder sin complejos promovió el escándalo del acoso y derribo -teledirigido desde el Gobierno popular- del doctor Luis Montes y de su equipo de urgencias del Hospital Severo Ochoa, en Leganés. Aquello fue la historia de una iniquidad y de un proyecto inhumano. El consejero de Sanidad de aquella época, Manuel Lamela, cumplió órdenes rígidas de su superiora, y ejerció de verdugo, malcarado pero brutalmente eficaz.
Canallas, disfrazados de periodistas
Arremetió contra Montes, mientras la caverna mediática rugía e insultaba al médico comparándolo con los nazis y con los asesinos. Los enfermos a punto de morir, o terminales, eran matados por Montes y sus compinches de bata blanca, según difundían algunos canallas, disfrazados de periodistas, que coincidían con determinadas teorías aguirristas.
Gansters de Chicago años 20
Se trataba nada más ni nada menos que de desacreditar a la medicina pública para acreditar a la medicina privada. Los partidarios de una muerte digna eran presentados desde la COPE como si fueran gansters de Chicago años 20. La persecución del doctor Montes explica muchas de las cosas que están sucediendo en tiempo real contra la sanidad pública en Madrid.
El valido de doña Espe
Cuando el actual presidente de la autonomía de Madrid, Ignacio González, el valido de doña Espe, y el ahora consejero de Sanidad, Javier Fernández Lasquetty -un producto FAES- vituperan a los huelguistas y a los manifestantes culpando a los médicos y los profesionales de la sanidad por sus actuaciones, no hacen más que recurrir a la demagogia muy apreciada por los voceros fascistas.
Con ciencia y corazón
Los médicos son naturalmente ciudadanos. Acostumbran a ser además gentes responsables -dedicadas con ciencia y corazón- a curar siempre, y en lo posible, a los enfermos. ¿Alguien en sus cabales puede pensar que han decidido salir a la calle a protestar contra el Gobierno de España y el de Madrid para divertirse? Sólo aplaude a estos Gobiernos la derechona. Sólo denuestan a los médicos los políticos de la derecha extrema.
11/12/2012
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IMPRIMIRENVIAR A UN AMIGO
El malestar de muchos de los profesionales de la sanidad madrileña se ha multiplicado últimamente. Pero esta situación no se ha fraguado ahora, con los recortes, los copagos y la crisis desbordante que empezó hace cuatro años más o menos. En la Comunidad de Madrid se instaló hacia 2003, como presidenta, Esperanza Aguirre.
Es una neoliberal ortodoxa, amante de todo género de privatizaciones y de provocaciones políticas. Llegó donde llegó Aguirre merced a un pucherazo electoral que -para vergüenza de este país- nunca ha sido investigado judicialmente a fondo.
Poder omnímodo
Sin el tamayazo, el PP madrileño no habría tenido el poder omnímodo que sigue teniendo. Y es verdad que no se hubiera hundido la izquierda madrileña, compuesta por el PSM e IU. El golpe del pucherazo fue muy fructífero para la derecha política y no pocos empresarios del ladrillo.
Acoso y derribo al doctor Montes
Ese poder sin complejos promovió el escándalo del acoso y derribo -teledirigido desde el Gobierno popular- del doctor Luis Montes y de su equipo de urgencias del Hospital Severo Ochoa, en Leganés. Aquello fue la historia de una iniquidad y de un proyecto inhumano. El consejero de Sanidad de aquella época, Manuel Lamela, cumplió órdenes rígidas de su superiora, y ejerció de verdugo, malcarado pero brutalmente eficaz.
Canallas, disfrazados de periodistas
Arremetió contra Montes, mientras la caverna mediática rugía e insultaba al médico comparándolo con los nazis y con los asesinos. Los enfermos a punto de morir, o terminales, eran matados por Montes y sus compinches de bata blanca, según difundían algunos canallas, disfrazados de periodistas, que coincidían con determinadas teorías aguirristas.
Gansters de Chicago años 20
Se trataba nada más ni nada menos que de desacreditar a la medicina pública para acreditar a la medicina privada. Los partidarios de una muerte digna eran presentados desde la COPE como si fueran gansters de Chicago años 20. La persecución del doctor Montes explica muchas de las cosas que están sucediendo en tiempo real contra la sanidad pública en Madrid.
El valido de doña Espe
Cuando el actual presidente de la autonomía de Madrid, Ignacio González, el valido de doña Espe, y el ahora consejero de Sanidad, Javier Fernández Lasquetty -un producto FAES- vituperan a los huelguistas y a los manifestantes culpando a los médicos y los profesionales de la sanidad por sus actuaciones, no hacen más que recurrir a la demagogia muy apreciada por los voceros fascistas.
Con ciencia y corazón
Los médicos son naturalmente ciudadanos. Acostumbran a ser además gentes responsables -dedicadas con ciencia y corazón- a curar siempre, y en lo posible, a los enfermos. ¿Alguien en sus cabales puede pensar que han decidido salir a la calle a protestar contra el Gobierno de España y el de Madrid para divertirse? Sólo aplaude a estos Gobiernos la derechona. Sólo denuestan a los médicos los políticos de la derecha extrema.