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RIOLOBOS: En Medina de Rioseco (Valladolid) desaparecieron 200...

En Medina de Rioseco (Valladolid) desaparecieron 200 de los 4.000 habitantes en 1936. El Obispo de Palencia, canonizado en el año 2001, se congratulaba de la buena labor del misionero 'Fray Palo' en una población que antes tenía “muchos rojos”. José Alfonso perdió 14 familiares.

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Telegrama del alcalde de Medina de Rioseco al Gobernador Civil en diciembre de 1936

En Medina de Rioseco (Valladolid) no hubo guerra. Ni juicios sumarísimos. Ni paseados. Cuando se produjo el golpe de Estado de 1936, el municipio, como la provincia vallisoletana, cayó en manos del autodenominado bando nacional. Sin embargo, alrededor de 200 personas desaparecieron en una población que apenas alcanzaba los 4.000 habitantes. El 5% de los habitantes. Se calcula que alrededor de 270 niños quedaron huérfanos y más de 100 mujeres, viudas.
La situación fue descrita por el alcalde falangista de la ciudad como “urgente” en un telegrama enviado al Gobernador Civil el 26 de diciembre de 1936. “Las necesidades benéficas urgentes esta Ciudad son motivadas por mujeres e hijos de individuos presuntos muertos a causa sucesos actuales (sic)”, rezaba el telegrama. La situación, urgente para el alcalde, no lo era tanto para el obispo de Palencia, Manuel González García.
"Qué buen misionero es Fray Palo", escribía el Obispo de Palencia al Cardenal Gomá“Ayer tuve el gran consuelo de distribuir en Medina de Rioseco (antes muy frío y con muchos rojos) 2.5000 comuniones y más de 1.000 confirmaciones, el pueblo consta de 4.000 almas. ¡Qué buen misionero es Fray Palo!”, se vanagloriaba el Obispo González García en una carta enviada al Cardenal de Toledo y primado de España, Isidro Gomá.
El Obispo González falleció en 1940. No obstante, fue beatificado por el papa Juan Pablo II en 2001, quien destacó en la ceremonia que González había sido en vida “un modelo de fe eucarística cuyo ejemplo sigue hablando a la Iglesia de hoy”. La decisión del papa sentó como un jarro de agua fría en parte de la población vallisoletana que no daba crédito a la actitud de la Iglesia.
“Es difícil de creer que la Iglesia decida canonizar ya en el nuevo milenio a una persona que ha tenido tal grado de compromiso con la sublevación y que ha llegado al extremo de escribir una frase como esa. De alguna manera, la decisión de Juan Pablo II refrendó todo lo que este hombre dijo y el levantamiento nacional”, asevera, en declaraciones a Público, Julio del Olmo, Presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Valladolid.