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RIOLOBOS: José María, me llevo 15 meses con mi hermano Miguel....

Me tenéis que perdonar pero un comentario en Facebook que me ha hecho una riolobeña que vive en París -María Asunción Pérez Aaziz-, ya jubilada y con la que suelo evocar recuerdos de nuestra infancia, ha hecho que mi memoria de niño riolobeño recordase los veranos de nuestro pueblo. Ella me habla de la "tía Venerada", la partera oficial de entonces, y de los melones que traía su padre con su burrito. Yo he hecho este comentario para ella y lo comparto con todos mis paisanos del foro.

"Claro que me acuerdo de la Sra. Venerada que ayudó a mi madre a traernos al mundo; no es extraño que se hiciese centenaria cuando ella había ayudado a dar vida a la gran mayoría de las mujeres del pueblo. Tenía que ir muy mal el parto para avisar al médico. Vivía en la Plazuela de la Iglesia, frente a la casa del médico que acabó jubilándose - ¿Don Marcelo?-, y vino luego don Eloy, que era más serio que un palo, y muy distante, con su andar tieso y rápido, enemistado con don Fidel el farmacéutico que, para enrabiarle, hacía unas recetas con una letra que sólo entendía él. Era tal el cabreo que se cogía don Fidel que enviaba a quien iba a comprar la medicina para que tradujese los garabatos, la cual cosa provocaba en don Eloy unos comentarios llenos de guasa diciendo que vaya farmacéutico que teníamos que no sabía leer,... Creo que mi padre y don Mariano el Cura intentaron mediar pero no sacaron nada en claro
¿Recuerdas el parto de una señora que creo vivía al inicio de la calle del cura –por la Zabancha Alta-, casi tocando a la plaza de la Iglesia que dio a luz quintillizos? Fue todo un acontecimiento y tuvieron que bautizarlos rápidamente porque entonces eso de las incubadoras no se conocían, fueron metidos en cajas de zapatos envueltos en algodón para que no perdieran el calor y alguna botella de agua tibia. Yo los pude ver porque era monaguillo, aunque se los enseñabann se acercaba. Los pobrecitos murieron todos en menos de una semana. Como nos llevamos unos años de diferencia seguro que no lo recuerdas aunque puede que lo hayas oído contar a tus padres.
De los melones tengo muy buenos recuerdos ya que el que más y el que menos tenía una "raja" de secano que resultaban ser más dulces que los de regadío y, cuando ibas a Holguera y veías los melonares al borde de la carretera se te caía la baba. Era verdad que mucha gente agradecida, nos hacía muchos obsequios y recuerdo un verano en que alguien apareció en nuestra casa con una sandía grandísima que se acercaba a las dos arrobas -22 Kg.- cosa que fue el asombro de todo el vecindario. Mi padre dio las gracias al igual que la abuela Pascuala y todos nos dimos un festín de padre y muy señor mío. ¡Qué artista era él partiéndolas! A cada hijo le adjudicaba una raja y el corazón de la sandía siempre se lo guardaba para mi abuela. Luego, por el hecho de ser el Administrador de la Finca de Pajares, de vez en cuando llegaba al atardecer un remolque de melones que, gracias a una cadena humana de todos los hermanos, se descargaba en un santiamén en el desván o –palabra más riolobeña- en “la troje”. Luego, previendo que en invierno no había la fruta que hay ahora, después de cenar, mi padre junto con la abuela, Macaria y las hermanas mayores se dedicaban a hacer una operación difícil para los hermanos pequeños: forrar cada melón con un entrelazado de nudos con tallos de juncias de forma que al finalizar quedaba el melón como dentro de una red, preparado para ser colgado en las puntas que había clavadas en las vigas de madera de los techos de la “troje” y de las habitaciones. Teníamos melones para todo el otoño y principios del invierno. Otro sistema de conservarlos era enterrarlos dentro del trigo o la cebada, cosa que en mi casa no había. También podíamos comer los higos pasos envueltos en harina, alguna granada y poca cosa más. Ah, sí, rectifico: solía venir un hombre que creo que era de Grimaldo que traía un burro con un serón cargado de naranjas que intentaba vender dando voces por las calles repitiendo monótonamente: “El naranjeroooo” Como había muy poco dinero, la gente las compraba por unidades pudiendo oír: “Véndame docena y media”. A muchos infantes les llegaba una naranja de los Reyes Magos y tan contentos. Y en acabarse los melones o los higos, ya nadie pedía postre para finalizar las comidas.
También era muy común ver a las mujeres en la puerta de la casa al caer las tardes estivales rodeadas de cestos de higos, tomates, melones y otros vegetales que, al entablar conversación con ellas, con toda naturalidad te ofrecían aquello que ellas con una navaja iban partiendo y echando en un gran cuenco. El ofrecimiento era así:
- ¿Has merendado? ¿Quieres una raja de melón, un tomate o unos higos?
- No, muchas gracias, tía ….. (añadías su nombre propio), no tengo hambre –le respondía yo.
Pero ella no se quedaba tranquila e insistía:
- Va, coge, coge, Pedrito, no tengas vergüenza, que son “pa” los cerdos.
Y rara era la vez que no aceptaba el generoso ofrecimiento.

Eran los veranos de nuestra infancia, al final de la década de 1950. Ha llovido mucho y debemos estar contentos del progreso de nuestro querido Riolobos.
Sabadell, septiembre de 2013.

Hola Pedro, Tengo que corregirte, el medico que mencionas no se llamaba Marcelo, se llamaba Dn Juan que mas que medico se parecía a un veterinario con perdón delos veterinario, padre de Luisito.,
Lo de don Eloy y don Fidel era publico y notorio, yo recuerdo varias veces ir ala farmacia y después de jurar cabrearse y ponerse rojo mandarme a que me pusiera claro el medicamento, que no lo entendía, y decirme don Eloy después deponerlo mas claro, que se ponga a clase.
Me entre que estuvisteis los hermanos/a en el pueblo no hace mucho, hubiera gustado saludaros, me gustaria si vuelves lo pusieras en el foro para estar pendiente un saludo

Hace un par de años estuvimos porque necesitábamos unos papeles del Ayuntamiento para arreglar cosas de la herencia de nuestros padres que a medida que iban pasando los años nos daba mucha pereza. Nos recibieron muy bien, luego estuvimos con Rafa y Robustiano, fuimos a lo que eran las escuelas y estuve hablando con gente un poquito mayores que yo, luego pasamos por el bar del Hogar del Jubilado d de pude charlar con muchos riolobeños. Fue un día emocionante y me vi e satisfecho por lo mucho que habéis trabajado por tener a Riolobos tan bonito. Si vuelvo, haré lo que me dices.
Es verdad que el médico era don Juan. Dudé mucho y fallé. La memoria, con los años, pasa actura.
Un abrazo.

Podrías hacer una revista blog o como quieran llamarlo ahora con las nuevas tecnologías, donde escribiera gente que son de ahí, en origen pero que emigramos de ahí de pequeños... Y hemos hecho la vida en otro sitio o en varios sitios tal como es mi caso,,,, Estuve en Madrid donde pase muchos años, luego, estuve en Mallorca, Zaragoza, Alicante, etc..... Yo animo a que se intente algo, así, pués me parece más positivo y mas enriquecedor para todos, que los simples comentarios de "Yo conocí a la tenía no se que o no se cuanto, con todos los respetos, que también se pueden hacer pero queda todo bastante vacío". Creo que los que salimos de ahí, y sin embargo de alguna manera sentimos que alguna raíz extremeña, aún nos recorre el cuerpo; Hemos vivido bastantes experiencias y se podrían contar muchas cosas, además de los recuerdos de infancia... Y por supuesto doy por hecho que los que han vivido ahí, también las tienen, también serían interesante, como ha transcurrido su vida ahí, y que han hecho etc.... Y sobre todo los comentarios sobre política están fuera de lugar me parecen absurdos y ridículos no dicen nada es absurdo hacer comentarios que si tal partido que si cual que si fulanito de tal partido que si menganito de otro cualquiera y menos aún de historietas de la guerra civil.... Yo hace años que como terapia no quiero saber nada de política, ni programas de cotilleo, menos aún de historietas de guerra... También dedicar un recuerdo a los que salieron de su tierra y nunca se olvidaron de su tierra, y sus restos descansan en otras tierras, he conocido casos--

Apreciado Marc:
Entro poco en el portal y hoy me encuentro con tu sugerencia. Siempre escribo sobre vivencias pasadas en mi infancia de Riolobos. Estoy de acuerdo contigo en que no se deben mezclar contenidos políticos porque lo que provoa es que la gente se vaya descolando y pierda fuerza. Uno se despacha y el otro recibe, pero los que lo leen... dudo que se lo pasen bien y la prueba está en que nadie replia.
Hoy voy a meter uno porque una señora en sus años juveniles participó en un intercambio de correspondencia escolar con mi colegio y de vez en cuando me dice algo. Su correo me ha hecho escribir el relato que con esta fecha introduciré.
No se si algún día me animaré a elaborar un blog a nivel particular. Mis hermanos ya me lo han sugerido, pero me da cierta pereza.
Muchos saludos y gracias.
Pedro Málaga Trigo

Don Pedro Málaga; decirte en primer lugar que escribes de maravilla se lee y da gusto leer lo que escribes, pues te engancha he leído la dedicatoria a esa señora.
Yo estuve en ese colegio, pero fue por el año 65, como ya dije. Creo que del 65 al 68. Estabamos en la salga de ahí recuerdo a Juan Carlos (el padre de éste era el encargado en la salga) y otros que eran primos suyos pero no me acuerdo del nombre de los otros. Las eras, creo que era donde teníamos un campo de futbol, con unos palos que hacían de portería.. Parece que eres mayor que yo, por lo que cuentas. No sé cual ha sido tu profesión, pero la literatura no se te dá nada mal.

Gracias por los elogios que me dedicas. Me voy a poner "colorao". Efectivamente, debo ser mayor que tú ya que cuento con 68 años y cuando tú ibas a la escuela en el 1965 yo ja estaba ejerciendo de maestro por pueblos de Zaragoza. Mi madre murió pronto y me trasladaron a un colegio de huérfanos a Madrid, por lo cual a los 11 años dejé nuestra escuelita de la cual tengo muy buenos recuerdos por doble motivo: por mi escolaridad y porque mi padre era mi maestro. Luego, en el 62, murió mi padre y tuvimos que marchar de Riolobos los hermanos y la abuela. Cada uno repartido por diferentes provincias de España. Nos quedaba la casa y la vendimos al cabo de unos años. Ahora vamos de tanto en tanto, "pateasmos" las calles, visitamos la que fue nuestra casa, nos entrevistamos con varios vecinos, vamos por las antiguas escuelas y pasamos por el cementerio. Notamos el cambio que ha dado Riolobos y nos alegramos mucho ya que la vida en él es más fácil que cuando éramos jóvenes, pero siempre queda el recuerdo... La sangre tira a las raíces.
De la Salgada tengo referencias pero creo que en toda mi vida sólo fui una vez. Para nosotros, los niños, eran unas distancias kilométricas y no nos dejaban alejarnos del pueblo, aunque con la bicicleta hacíamos alguna que otra escapada. Una que eran "emocionante" era llegar al cruce de la carretera general porque eso implicaba que allí podías gozar del asfalto, hacer algún kilómetro sobre él pero con miedo a que un coche nos atropellara; suerte que en aquella época no pasaban muchos. No estaba el acueducto, pero éramos capaces de llegar al mismo lugar que entonces le denominábamos "la tercera cantarilla". Si que fui mucho a Pajares ya que mi padre hacía de administrador de esa finca y era un goce terrenal poder acompañarlo en los largos días de verano. ¡Qué recuerdos tan bonitos de sus campos! Los algodonares con sus flores primero y luego con sus gajos abiertos todos llenos de blancura, los campos verdes de tabaco con sus plantas de hojas gigantescas a las que había que "capar" en su punta para que no creciese más, los campos de maíz... los cantos de los agricultores que laboraban sus parcelas, el ir y venir de las cuadrillas de jóvenes alegres que en las temporadas de mucho trabajo caminaban a pie desde Riolobos a Pajares; los mozos, conquistadores y las mozas más o menos receptivas con unos manguitos en los brazos porque en aquellos tiempos se veía muy mal que las mujeres estuvieran morenas como las gitanas. El sombrero de ellas tenía unas alas mucho más grandes que el de los mozos. Son tantos los recuerdos...
Nuevamente, gracias a ti por leerme.
Un saludo lleno de afecto por ser un poquito "riolobeños" como yo que allí di mis primeros pasos.

Pedro yo sabia que eres mayor que yo pero no sabia cuanto, Tu hermano Miguel creo que es como yo tres mas pequeño que tu.
Siempre nos gustan los recuerdos de la infancia, pero cuando asido tan dura no resulta agradable, yo soy hijo de Pepe el correo creo que lo recordaras, en el año 58 con diez años iba a pajares a cavar tabaco y ganaba 50 pst de sol a sol yo iba con mi madre ella la pobre me ayudaba en el surco, y cuando tu padre se cruzaba con nosotros movía la cabeza de fastidio, porque yo cambiaba la pluma por el zacho, pero había que comer, bueno subsistir, tu mejor que nadie te imaginaras como me sentía yo cuando iba ala escuela al terminar los algodones, ya había perdido el hilo, Sabes como me saque yo el certificado de estudios primarios yendo a escuela de adultos por la loche cuando llegaba del trabajo, y todavía ahí algunos nostálgico que añoran que añoran aquel régimen de miseria y de dolor, eso si trabajábamos todos y no comíamos ninguno, espero que esos nostálgico no deseen parea sus nietos la misma vida y régimen que a nosotros nos impusieron, aunque al paso que vamos, todo puede ser y los dos Gallegos, un saludo

José María, sí que me acuerdo de vosotros. Es verdad que nuestra infancia no fue tan saludable como la de nuestros hijos y nietos -yo aún no soy abuelo- pero a pesar de todas las penurias que mencionas fuimos capaces de levantar la cabeza, tocar de pies a tierra y tirar para adelante. Mi padre sufría cuando veía a sus alumnos faltar a clase porque con tan corta edad habían de contribuir con su sudor al mantenimiento de la casa. Y, para remate, las familias eran de verdad NUMEROSAS, con muy pocos beneficios sociales. Pero, como niños que éramos, en nuestros ratos libres sabíamos aguzar nuestro ingenio y jugar a tener un caballo montando sobre una caña, gastar las energías corriendo por la noche jugando al "Aquí mío", al "calvo" con un trozo de tronco de rama con tres patas, a los "zancos", al "gua" con los bolindres de las gaseosas de antes que cuando se rompían nos regalaban la bola que aguantaba el gas, ver jugar a los mozos con monedas de cobre de "Alfonso XII" que ya no estaban en circulación, a poder faltar a la escuela el día que había esquileo y tú ibas con un calderillo lleno de "moreno" que el día anterior te había dado el herrero y así poder tapar la herida del mal tijeretazo que había dado el esquilador, a recoger las perras chicas que los más "potentados" tiraban a los muchachos que espeaban a la puerta de la iglesia cuando se acababa de bautizar a un infante, o a recoger las juncias que habían servido de manto para que pasase don Mariano bajo palio con la custodia por las principales calles del pueblo bajo el toque del tambor del tío Santos con una músia monótona y familiar el día del Corpus Cristi; y esas juncias nos servían para hacer la siesta a pleno sol en los recodos de las calles. Sí, es verdad, había mucha miseria, pero todos nos queríamos y nos ayudábamos, o eso es la sensación que yo saco. ¿Que no fue fácil educarse? Llevas toda la razón: ¿cómo podía el maestro atender a tanto niño de todas las edades? Yo había visto el libro de matrícula de mi padre con 108 alumnos. Y muchos se preguntarán que cómo podía: con la ayuda de los mayores que enseñaban a leer a los más pequeños, con los temas que estos recibían y que los demás, por curiosidad o por imitarles, escuchaban y aprendían. Se avanzaba, pero era un proceso lento y el absentismo justificado como el que tu sufriste en tus carnes era muy alto. ¿No eres capaz de recordar como algunos compañeros, con ocho añitos, ya eran capaz de marcharse de zagales para conseguir como premio el sustento y así aligerar la carga familiar? Yo sí lo recuerdo y sé que me producía tristeza. Pero, como te he dicho antes, querido José María, subsistimos, salimos adelante y supimos forjarnos con menor o mayor suerte un porvenir en la vida. Y sí, también te doy la razón en que los momentos en que vivimos son preocupantes ya que todos aspiramos a dejar a nuestros hijos y nietos un mundo mejor aunque ahora parece que esos poderosos invisibles que dirigen a nuestros políticos y que hacen que estos se alejen de nosotros se empeñen en recortar y recortar. Pero todos, y digo TODOS, hemos de luchar para no darles el gustazo a volver a aquellos tiempos por mucho que se empeñen. Y no interpretes mi último pensamiento como un acto partidista tendente a generar debate. Cada día creo menos en los partidos tradicionales y no quiero que nadie se ofenda por lo que digo. Ate todo, somos riolobeños que aspiramos a una fraternidad, aunque cada uno tenga sus ideales. Nos tenemos que respetar todos mutuamente.
Un abrazo.

José María, me llevo 15 meses con mi hermano Miguel. Él ashora vve en Salamanca, jubilado ya hace años. Lo hizo antes que yo, en cuanto cumplió los 60. Un abrazo.