Ya huele a Navidad. Las calles iluminadas, los escaparates decorados y los turrones en la mesa, nos recuerdan que estamos a tan sólo unos días de las fiestas más íntimas y a la vez más públicas del año. Con esta celebración ocurre lo mismo que con la sexualidad: que aunque cada persona la vive y experimenta de un modo diferente, no deja de estar influida por la sociedad y por la gente que nos rodea.
En estos días el “espíritu navideño” hace que las personas pronuncien más veces palabras motivadoras como felicidad, amor, esperanza, salud o solidaridad. Esto repercute positivamente en las relaciones personales y hace que la gente parezca tener más ganas de tocarse, de interactuar física y afectivamente con los demás.
Otros motivos de tal euforia sensorial puede que sea el ambiente festivo, los reencuentros y los brindis de más. Pero el caso es que los besos y los abrazos pasan a formar parte del menú navideño.
Es por ello que esta época se convierte en una fiesta de la sexualidad. De hecho, se cuenta el 16 de Septiembre como la fecha que más nacimientos se producen en Estados Unidos ¿Por qué será…? Respuesta al interrogante: los nacimientos de esa fecha, si todo ha ido según lo previsto, fueron concebidos en el mes diciembre.
Personalmente, me llama la atención la cantidad de imágenes y de chistes navideños con contenido erótico que están circulando de móvil a móvil desde el primer día de Diciembre. Y es que parece que el espíritu festivo se contagia al sexo.
Además del humor, otra forma de favorecer el bienestar sexual es reflexionar de vez en cuando acerca de la propia sexualidad. Es tradicional que a final de año se haga un balance de lo acontecido, el cual está relacionado con sucesos afectivos, laborales, de salud… así como se formulan deseos para el año venidero. En el Imperio romano ya se realizaba este ritual a través de la veneración del dios Janus, representado por una cabeza con dos rostros: uno viejo y barbudo que miraba al año que se iba y una cara joven que miraba hacia el año que venía.
En estos días el “espíritu navideño” hace que las personas pronuncien más veces palabras motivadoras como felicidad, amor, esperanza, salud o solidaridad. Esto repercute positivamente en las relaciones personales y hace que la gente parezca tener más ganas de tocarse, de interactuar física y afectivamente con los demás.
Otros motivos de tal euforia sensorial puede que sea el ambiente festivo, los reencuentros y los brindis de más. Pero el caso es que los besos y los abrazos pasan a formar parte del menú navideño.
Es por ello que esta época se convierte en una fiesta de la sexualidad. De hecho, se cuenta el 16 de Septiembre como la fecha que más nacimientos se producen en Estados Unidos ¿Por qué será…? Respuesta al interrogante: los nacimientos de esa fecha, si todo ha ido según lo previsto, fueron concebidos en el mes diciembre.
Personalmente, me llama la atención la cantidad de imágenes y de chistes navideños con contenido erótico que están circulando de móvil a móvil desde el primer día de Diciembre. Y es que parece que el espíritu festivo se contagia al sexo.
Además del humor, otra forma de favorecer el bienestar sexual es reflexionar de vez en cuando acerca de la propia sexualidad. Es tradicional que a final de año se haga un balance de lo acontecido, el cual está relacionado con sucesos afectivos, laborales, de salud… así como se formulan deseos para el año venidero. En el Imperio romano ya se realizaba este ritual a través de la veneración del dios Janus, representado por una cabeza con dos rostros: uno viejo y barbudo que miraba al año que se iba y una cara joven que miraba hacia el año que venía.