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RIOLOBOS: El viejo brujo Luis María Anson -al cual algunos necios...

El viejo brujo Luis María Anson -al cual algunos necios aduladores llaman maestro de periodistas- exhortaba ayer en El Mundo a José María Aznar y le felicitaba por sus “acciones judiciales contra los que te ensalzan con insidias y manipulaciones”.

Portazo en la mesa
Pero Anson fue un poco más lejos y le dijo: “El jefe del Gobierno y el diario protegido por Soraya [se refiere abiertamente a El País] están acongojados ante la posibilidad de que des un portazo en la mesa y decidas retomar el primer plano de la política”. Aznar juega en efecto a enseñar su patita de aspirante a volver a la Moncloa.

El conspirador Anson
Por eso, según señaló el conspirador Anson que con la acción manipulada de unos y el silencio de otros, “se ha emprendido una campaña para resquebrajar tu prestigio”. El prestigio, sin embargo, de Aznar se encuentra bajo mínimos. Más o menos su prestigio es inexistente. No ha conseguido ni siquiera su objetivo de cepillarse al exfavorito, Mariano Rajoy. Anson cada dos por tres pone a parir al presidente del Gobierno. Y no le falta razón porque el mandato de Rajoy es insoportable o, mejor dicho, espantoso.

Regalo al PSOE
No obstante, si Aznar regresara como candidato de nuevo a la Presidencia del Gobierno, ello sería el mayor regalo de la derecha al PSOE. A Rajoy no lo quiere apenas nadie. Pero Aznar espanta hasta a los niños. Es el lobo feroz, el más fullero, un autoritario tirando a despótico que nunca ha sido, en verdad, un demócrata. Algo así es también Rajoy no nos engañemos. Perderían uno y otro en las urnas y con unos resultados fatales.

Lo que dice el refrán
“Dime con quién vas y te diré quién eres”, dice el refrán. Repasar la lista de amigos es un ejercicio de transparencia relevante. Miguel Blesa, Villalonga o Mayor Oreja, o los jefes de la gürtel, o su coqueteos, entre otros muchos, no son precisamente un aval de modélicos ciudadanos y menos aún de modélicos políticos. Entre todos ellos están hundiendo a España. Con la ayuda, por supuesto, de Rajoy y sus saltimbanquis.