Un total de 2.826.549 niños, el 33,8 por ciento de la población infantil del país, viven en riesgo de pobreza o exclusión social, lo que convierte a España en el octavo país de la Unión Europea con una mayor tasa de privación entre los menores de edad, pero también estamos en el ranking de los más corruptos.
El tema en sí y las cifras en particular son escalofriantes.
Pero eso parece ser un tema menor en los ambientes del poder. Piensan que son cosas de las ong ´s como Save the Children que es quien denuncia, de la izquierda, de cuatro “mataos” pero que eso no va con ellos.
Pues resulta que sí, que nos guste o no, va con todos nosotros. Obvio es que cada uno se mira fijamente a su ombligo y se lamenta de su situación, de lo que le pasa a él, a su hijo, a su empresa o al vecino de enfrente y no somos capaces de mirar al vecino de abajo o de dos calles más a la izquierda.
La pobreza en las familias ha llegado a todos los barrios. A los de la clase media, aunque aparenten seguir adelante con sus vidas, hasta los barrios más deprimidos. De Carabanchel al Barrio de Salamanca de Madrid o del Raval de Barcelona a Sarriá.
De eso no se ha habló el pasado fin de semana en la reunión del PP en Valladolid. Prefirieron seguir hablando de ETA que ya no existe para unos y sí para otros, del aborto, que nunca se debería haber tocado o de promesas que de cumplirse, como bajar los impuestos, tendremos que analizar con lupa la letra pequeña.
Pero yo no he visto a ningún miembro del PP rasgarse las vestiduras ante semejante dato. Un 33´8 % de la población infantil en riesgo de pobreza o exclusión social.
“Se vulneran, entre otros, el derecho a una vivienda, a un nivel de vida adecuado, a la salud, a la educación, a la protección frente a la violencia o al descanso y el esparcimiento por la falta de inversión y políticas públicas” opina la citada ONG.
Efectivamente se vulnera esto y yo me pregunto. ¿Nadie pone el grito en el cielo?
Paralelamente, la Comisión Europea señala a España como uno de los países con más corrupción, eso sí deja fuera del informe al Caso Urdangarin.
Esta investigación, liderada por la comisaria de Interior, Cecilia Mälmstrom, no tiene ningún carácter vinculante ni obliga a los Estados miembros a tomar determinadas medidas para combatirla. Pero sí sirve para abrir el debate en la esfera comunitaria y sonrojar a los países que, como España, presentan mayores escándalos.
Sólo en 2011, según el informe europeo, se incoaron 1.754 procesos judiciales relacionados con supuestos actos ilegales de ordenación del territorio y planificación urbana y se dictaron 408 condenas.
700 municipios se vieron afectados por casos de esta naturaleza entre 2000 y 2010, mientras que en los últimos tres años 19 alcaldes de todos los colores políticos han sido detenidos por cargos de corrupción.
¡Vergüenza nos tendría que dar!
El tema en sí y las cifras en particular son escalofriantes.
Pero eso parece ser un tema menor en los ambientes del poder. Piensan que son cosas de las ong ´s como Save the Children que es quien denuncia, de la izquierda, de cuatro “mataos” pero que eso no va con ellos.
Pues resulta que sí, que nos guste o no, va con todos nosotros. Obvio es que cada uno se mira fijamente a su ombligo y se lamenta de su situación, de lo que le pasa a él, a su hijo, a su empresa o al vecino de enfrente y no somos capaces de mirar al vecino de abajo o de dos calles más a la izquierda.
La pobreza en las familias ha llegado a todos los barrios. A los de la clase media, aunque aparenten seguir adelante con sus vidas, hasta los barrios más deprimidos. De Carabanchel al Barrio de Salamanca de Madrid o del Raval de Barcelona a Sarriá.
De eso no se ha habló el pasado fin de semana en la reunión del PP en Valladolid. Prefirieron seguir hablando de ETA que ya no existe para unos y sí para otros, del aborto, que nunca se debería haber tocado o de promesas que de cumplirse, como bajar los impuestos, tendremos que analizar con lupa la letra pequeña.
Pero yo no he visto a ningún miembro del PP rasgarse las vestiduras ante semejante dato. Un 33´8 % de la población infantil en riesgo de pobreza o exclusión social.
“Se vulneran, entre otros, el derecho a una vivienda, a un nivel de vida adecuado, a la salud, a la educación, a la protección frente a la violencia o al descanso y el esparcimiento por la falta de inversión y políticas públicas” opina la citada ONG.
Efectivamente se vulnera esto y yo me pregunto. ¿Nadie pone el grito en el cielo?
Paralelamente, la Comisión Europea señala a España como uno de los países con más corrupción, eso sí deja fuera del informe al Caso Urdangarin.
Esta investigación, liderada por la comisaria de Interior, Cecilia Mälmstrom, no tiene ningún carácter vinculante ni obliga a los Estados miembros a tomar determinadas medidas para combatirla. Pero sí sirve para abrir el debate en la esfera comunitaria y sonrojar a los países que, como España, presentan mayores escándalos.
Sólo en 2011, según el informe europeo, se incoaron 1.754 procesos judiciales relacionados con supuestos actos ilegales de ordenación del territorio y planificación urbana y se dictaron 408 condenas.
700 municipios se vieron afectados por casos de esta naturaleza entre 2000 y 2010, mientras que en los últimos tres años 19 alcaldes de todos los colores políticos han sido detenidos por cargos de corrupción.
¡Vergüenza nos tendría que dar!