Silencio global de la Iglesia ante los sucesos de Ceuta
16/02/2014
123451 VOTO
IMPRIMIRENVIAR A UN AMIGO
Son muchos jerifaltes eclesiásticos los que levantan la voz constantemente para condenar, una y otra vez, el aborto y la homosexualidad. Son los mismos que, además, procuran mirar hacia otro lado cuando se van conociendo en todo el orbe cristiano -y con frecuencia escalofriante- casos múltiples de pederastia. Esto es de “abuso deshonesto cometido contra los niños”.
Historias pánicas
Son también los mismos que -acorralados por la opinión pública mundial- se han lanzado a divulgar historias pánicas recurriendo así a desacreditar, por ejemplo, a la ONU, equiparada por la cúpula de la Iglesia con la ¡Santa Inquisición! La ONU, en efecto, es el organismo internacional que ha redactado un informe sobre el Vaticano.
Socióloga
Sara Oviedo, ecuatoriana, es la vicepresidenta del Comité de la Convención de Derechos del Niño en la ONU, ante el que compareció el Vaticano el pasado 16 de enero. Según El País, la socióloga ecuatoriana, que empezó a los 13 años a defender los derechos de los indígenas, las mujeres y los niños, fue testiga de las respuestas esquivas y de la negativa de los portavoces de la Santa Sede a ofrecer datos y hechos concretos sobre los casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia.
Los protegían
“Advertí mucho miedo, la inseguridad de quien es cogido en falta”, ha declarado Sara Oviedo. Hace muchísimo tiempo que comenzó a saberse in crescendo que la pederastia existía en el ámbito del catolicismo y que los máximos responsables de la Iglesia no se enfrentaban con sus compañeros. En general los protegían.
La maldad y la perversión
Tienden a ocultar a sus pederastas, tanto a sacerdotes de a pie como a obispos y cardenales. Pues bien, en esta trama de abusos con menores participan también todos aquellos que predican desde sus púlpitos y sus medios de comunicación la maldad del aborto y la perversión de la homosexualidad.
Forma evangélica
Y, mientras, la mayoría de los que cometen esos crímenes a niños y adolescentes siguen erre que erre agrediendo, con mayor o menor énfasis, desde sus sermones, a los inmigrantes. ¡Que pocos clérigos y obispos han denunciado estos días “los hechos de Ceuta“. Santiago Agrelo Martínez, arzobispo de Tanger sí lo ha hecho y de forma realmente evangélica.
Balas de goma
Y ha hablado del poder con valentía. El poder disparaba con balas de goma contra los más pobres y los más hambrientos. Los demás, salvo alguna excepción más, han callado o han dicho palabras huecas, de compromiso.
Una infamia
El silencio global de la Iglesia española ante los sucesos de Ceuta -aunque haya habido ciertas salvedades respetables- es una infamia. Esta Iglesia, como casi siempre, tiende a apoyar a los poderosos, a los ricos y a los políticos sin sensibilidad social, como el PP. ¡Qué escarnio, qué vergüenza, cuántos fariseos continúan diciendo una cosa y haciendo la contraria!
16/02/2014
123451 VOTO
IMPRIMIRENVIAR A UN AMIGO
Son muchos jerifaltes eclesiásticos los que levantan la voz constantemente para condenar, una y otra vez, el aborto y la homosexualidad. Son los mismos que, además, procuran mirar hacia otro lado cuando se van conociendo en todo el orbe cristiano -y con frecuencia escalofriante- casos múltiples de pederastia. Esto es de “abuso deshonesto cometido contra los niños”.
Historias pánicas
Son también los mismos que -acorralados por la opinión pública mundial- se han lanzado a divulgar historias pánicas recurriendo así a desacreditar, por ejemplo, a la ONU, equiparada por la cúpula de la Iglesia con la ¡Santa Inquisición! La ONU, en efecto, es el organismo internacional que ha redactado un informe sobre el Vaticano.
Socióloga
Sara Oviedo, ecuatoriana, es la vicepresidenta del Comité de la Convención de Derechos del Niño en la ONU, ante el que compareció el Vaticano el pasado 16 de enero. Según El País, la socióloga ecuatoriana, que empezó a los 13 años a defender los derechos de los indígenas, las mujeres y los niños, fue testiga de las respuestas esquivas y de la negativa de los portavoces de la Santa Sede a ofrecer datos y hechos concretos sobre los casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia.
Los protegían
“Advertí mucho miedo, la inseguridad de quien es cogido en falta”, ha declarado Sara Oviedo. Hace muchísimo tiempo que comenzó a saberse in crescendo que la pederastia existía en el ámbito del catolicismo y que los máximos responsables de la Iglesia no se enfrentaban con sus compañeros. En general los protegían.
La maldad y la perversión
Tienden a ocultar a sus pederastas, tanto a sacerdotes de a pie como a obispos y cardenales. Pues bien, en esta trama de abusos con menores participan también todos aquellos que predican desde sus púlpitos y sus medios de comunicación la maldad del aborto y la perversión de la homosexualidad.
Forma evangélica
Y, mientras, la mayoría de los que cometen esos crímenes a niños y adolescentes siguen erre que erre agrediendo, con mayor o menor énfasis, desde sus sermones, a los inmigrantes. ¡Que pocos clérigos y obispos han denunciado estos días “los hechos de Ceuta“. Santiago Agrelo Martínez, arzobispo de Tanger sí lo ha hecho y de forma realmente evangélica.
Balas de goma
Y ha hablado del poder con valentía. El poder disparaba con balas de goma contra los más pobres y los más hambrientos. Los demás, salvo alguna excepción más, han callado o han dicho palabras huecas, de compromiso.
Una infamia
El silencio global de la Iglesia española ante los sucesos de Ceuta -aunque haya habido ciertas salvedades respetables- es una infamia. Esta Iglesia, como casi siempre, tiende a apoyar a los poderosos, a los ricos y a los políticos sin sensibilidad social, como el PP. ¡Qué escarnio, qué vergüenza, cuántos fariseos continúan diciendo una cosa y haciendo la contraria!