Gallardón, un chulito que se cree un sabiondo
14/03/2014
123453 VOTOS
IMPRIMIRENVIAR A UN AMIGO
Gallardón no sólo ha pasado a ser el verdugo de las mujeres, tras su rescate de una ley obsoleta sobre el aborto, del año 1985, sino que ha actuado como un ministro de Justicia, vendido a los intereses partidarios del Gobierno Rajoy. El presidente, ubicado en la suma debilidad política y en el temor a chocar frontalmente con la Iglesia, dio la orden. Y Gallardón le obedeció sin escrúpulos.
Los indultos
Ahora, por otra parte, hemos conocido que Alberto Ruiz-Gallardón, ha indultado a siete cargos públicos y funcionarios, que han cometido “delitos de corrupción”. Pero como es un chulito, que se cree un sabiondo, Gallardón ha dicho que esos delitos “no eran de corrupción y que se refería sólo a casos de lucro personal”.
Pintoresca doctrina
O sea, que ni la malversación de fondos públicos o de prevaricación urbanística, por ejemplo, “no siempre implican -de acuerdo con la pintoresca doctrina Gallardón- que sean delitos de corrupción. En todo caso, la verdad es que estos indultos, aplicados por el ministro de Justicia, transmiten a la opinión pública mensajes de cierta complacencia o amistad ante los chorizos que lógicamente irritan, y con razón, a la ciudadanía.
Cuando el poder se perdona a sí mismo
La oposición ha saltado contra Gallardón. Y también lo ha hecho la plataforma Jueces para la Democracia, que ha señalado que con los “indultos, el poder se perdona a sí mismo”. El ministro que, durante años, se presentaba como el político más centrista del Partido Popular se ha quitado, por fin, su careta de moderado. Al lado de Rajoy no hay en el Gobierno ningún centrista. Don Mariano tampoco lo es. Ni lo parece.
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Gallardón no sólo ha pasado a ser el verdugo de las mujeres, tras su rescate de una ley obsoleta sobre el aborto, del año 1985, sino que ha actuado como un ministro de Justicia, vendido a los intereses partidarios del Gobierno Rajoy. El presidente, ubicado en la suma debilidad política y en el temor a chocar frontalmente con la Iglesia, dio la orden. Y Gallardón le obedeció sin escrúpulos.
Los indultos
Ahora, por otra parte, hemos conocido que Alberto Ruiz-Gallardón, ha indultado a siete cargos públicos y funcionarios, que han cometido “delitos de corrupción”. Pero como es un chulito, que se cree un sabiondo, Gallardón ha dicho que esos delitos “no eran de corrupción y que se refería sólo a casos de lucro personal”.
Pintoresca doctrina
O sea, que ni la malversación de fondos públicos o de prevaricación urbanística, por ejemplo, “no siempre implican -de acuerdo con la pintoresca doctrina Gallardón- que sean delitos de corrupción. En todo caso, la verdad es que estos indultos, aplicados por el ministro de Justicia, transmiten a la opinión pública mensajes de cierta complacencia o amistad ante los chorizos que lógicamente irritan, y con razón, a la ciudadanía.
Cuando el poder se perdona a sí mismo
La oposición ha saltado contra Gallardón. Y también lo ha hecho la plataforma Jueces para la Democracia, que ha señalado que con los “indultos, el poder se perdona a sí mismo”. El ministro que, durante años, se presentaba como el político más centrista del Partido Popular se ha quitado, por fin, su careta de moderado. Al lado de Rajoy no hay en el Gobierno ningún centrista. Don Mariano tampoco lo es. Ni lo parece.