No es lo que era, aunque siga siendo.
Ya no huele a
cabras, ya no hay gallinas por los regatos, ya no hay ese silencio solo alterado un poco los fines de semana, ya no se come ese
pan hecho en el
pueblo, ya no quedan calderos cociéndose con el menú para los cochinos, ya no llegan los mulos cargados de pasto ni leña, ya no funciona el
molino, ya no se traen jabalís los domingos cazados en las sierras, ya no se secan higos, ni
castañas, ni se hace apenas vino en
casa, espero que se siga jugando a
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