Yo también desciendo de ahí y todo lo que se dice es poco, eso sí, ha cambiado mucho y ha perdido parte de su encanto, ya no hay gallinas en los regatos ni
calles, tampoco
cabras, y según me dijéron hace dos años que estube allí apenas quedan mulos. Ya no es lo que era, todabía recuerdo las calles antes de meter el
agua a las
casas.
Creo que fué en 1.981 cuando me tiré 4 meses allí, aún recuerdo el olor a aceite, a las
aceitunas amontonadas en los chiquéros, las capacetas, y la lumbre del
molino ... (ver texto completo)