Babies, SANTA ANA

Viví, dormí, soñé y hasta he creado
—pensó Martín, ya turbia la pupila—
Un hombre que vigila
El sueño, algo mejor que lo soñado.
Mas si un igual destino
Aguarda al soñador y al vigilante,
A quien trazó caminos,
Y a quien siguió caminos, jadeante,
Al fin, sólo es creación tu pura nada,
Tu sombra de gigante,
El divino cegar de tu mirada.