<<<<<<<<<<<<<<<< Hay que sacar este esperpento de la presidencia del gobierno ya mismo, haber que hace el Rey, que le hunde su reino, que Su Majestad el Rey con el dedo índice le señale y a la puñetera calle. Elegir un presidente a dedo Majestad.>>>>>>>>>>>>>>>>
29/05/2012
La rueda de prensa sorpresa de ayer de Mariano Rajoy sirvió, sobre todo, para confirmar la aversión del presidente del Gobierno a las comparecencias ante los periodistas, sobre todo si estos preguntan. Se vio forzado a salir a la palestra para tratar de frenar el desplome de Bankia, que llegó a perder durante la jornada un tercio de su valor en la bolsa, y la escalada de la prima de riesgo de nuestro país, que superaba los 500 puntos.
Sin embargo, el presidente no consiguió ninguno de sus objetivos. En la misma sede del Partido Popular, donde había presidido la reunión ordinaria de su comité ejecutivo, un Rajoy incómodo empleó unas veces evasivas y otras lacónicos monosílabos para quitarse de encima a los periodistas. Lo único que quería decir, y para lo cual pareció haber convocado la rueda de prensa, es que el Banco Central Europeo (BCE) debe comprar deuda española --"salir en defensa del euro", es su forma de decirlo--; negar que el caso de Bankia afecte a la deuda pública; y acusar al anterior Gobierno de Rodríguez Zapatero de no haber nacionalizado la banca como hicieron otros países hace tres o cuatro años.
El Gobierno parece no darse cuenta de que la novela por entregas que está escribiendo desde que se constituyó en diciembre sobre la banca no está recogiendo más resultados que generar desconfianza dentro y fuera del país. Todo el mundo sospecha que las inspecciones externas de las entidades financieras españolas a que se comprometió la pasada semana el ministro de Economía Luis de Guindos obligarán a nuevas provisiones, lo que se traducirá indefectiblemente en más ayudas a las entidades necesitadas. Es un pozo cuyo fondo no conoce nadie. Por eso es muy probable que el BCE esté esperando a ver cuál es su profundidad antes de volver a inundar de liquidez el sistema.
Saluda la piel de naranja.
29/05/2012
La rueda de prensa sorpresa de ayer de Mariano Rajoy sirvió, sobre todo, para confirmar la aversión del presidente del Gobierno a las comparecencias ante los periodistas, sobre todo si estos preguntan. Se vio forzado a salir a la palestra para tratar de frenar el desplome de Bankia, que llegó a perder durante la jornada un tercio de su valor en la bolsa, y la escalada de la prima de riesgo de nuestro país, que superaba los 500 puntos.
Sin embargo, el presidente no consiguió ninguno de sus objetivos. En la misma sede del Partido Popular, donde había presidido la reunión ordinaria de su comité ejecutivo, un Rajoy incómodo empleó unas veces evasivas y otras lacónicos monosílabos para quitarse de encima a los periodistas. Lo único que quería decir, y para lo cual pareció haber convocado la rueda de prensa, es que el Banco Central Europeo (BCE) debe comprar deuda española --"salir en defensa del euro", es su forma de decirlo--; negar que el caso de Bankia afecte a la deuda pública; y acusar al anterior Gobierno de Rodríguez Zapatero de no haber nacionalizado la banca como hicieron otros países hace tres o cuatro años.
El Gobierno parece no darse cuenta de que la novela por entregas que está escribiendo desde que se constituyó en diciembre sobre la banca no está recogiendo más resultados que generar desconfianza dentro y fuera del país. Todo el mundo sospecha que las inspecciones externas de las entidades financieras españolas a que se comprometió la pasada semana el ministro de Economía Luis de Guindos obligarán a nuevas provisiones, lo que se traducirá indefectiblemente en más ayudas a las entidades necesitadas. Es un pozo cuyo fondo no conoce nadie. Por eso es muy probable que el BCE esté esperando a ver cuál es su profundidad antes de volver a inundar de liquidez el sistema.
Saluda la piel de naranja.