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SANTA CRUZ DE LA SIERRA: CARLOS Elordi (periodista) 07/06/2012...

CARLOS Elordi (periodista) 07/06/2012

Sin excepción, todos los gobiernos europeos cuyos países han sido rescatados con dinero europeo aseguraron hasta el momento mismo en que eso ocurrió que no necesitaban ayuda exterior. Y también sin excepción, todos esos gobiernos cayeron al poco tiempo de que esa ayuda llegase. Mariano Rajoy, contradiciendo la opinión mayoritaria de los analistas españoles y extranjeros, aseguró con firmeza el 28 de mayo que España no será objeto de salvamento alguno y que hará frente con sus propios recursos a las necesidades financieras de Bankia. Aunque en los últimos meses el presidente del Gobierno se ha desdicho varias veces de afirmaciones precedentes y no ha ocurrido nada, esta vez sería difícil que el fracaso de su vaticinio no se volviera en su contra.

El socialista griego Yorgos Papandreu aguantó más de un año en el Gobierno desde que la realidad le desmintiera. En octubre del 2009 su partido, el Pasok, ganó las elecciones con el 43,9% de los votos. Poco después reveló que sus predecesores del centroderecha habían ocultado que la deuda pública era casi un 40% mayor que la oficial y que el déficit público era tres veces superior. Tras sucesivas negativas a recibir ayuda exterior y de que Alemania se negara a proporcionarla, en mayo del 2010 se aprobó el primer plan de rescate europeo y del FMI, que implicaba fuertes recortes de gastos y subidas de impuestos. En septiembre del 2011 se articuló un nuevo rescate, pero Papandreu se negó a aceptar más sacrificios si el pueblo griego no los apoyaba en un referendo. El 11 de noviembre tuvo que dimitir y fue sustituido por el Gobierno técnico encabezado por Lukás Papadimos.

El conservador irlandés Brian Cowen resistió bastante menos. El 21 de noviembre del 2010 se anunció que la UE, y el FMI y Gran Bretaña iban a aportar 85.000 millones de euros para rescatar a la economía irlandesa, hundida por las pérdidas que habían sufrido sus bancos a raíz del pinchazo de la burbuja inmobiliaria y que el Gobierno había cubierto con dinero público, elevando el déficit del Estado al 32%. Tras la aprobación de drásticos recortes, en febrero del 2011 se celebraron unas elecciones generales anticipadas en las que el partido de Cowen, el Fianna Fáil, perdió más de la mitad de sus votos y dejó el Gobierno.

También el socialista portugués José Sócrates había insistido en que su país no sería rescatado. En abril del 2011 el Parlamento rechazó su presupuesto, el 16 de mayo Portugal, a cambio de las consabidas contrapartidas, recibió una ayuda europea de 78.000 millones de euros y el 5 de junio el PSP perdió las generales anticipadas.

XSIN NECESIDADx de intervención extranjera, la subida de la prima de riesgo echó del Ejecutivo a Silvio Berlusconi en noviembre del 2011, cuando el coste de los bonos italianos a 10 años estaba en el 7,5%, y la presión europea llevó al poder al Gabinete técnico de Mario Monti.

La situación española presenta similitudes y diferencias con todas y cada una de las citadas. Si en los últimos días se ha insistido en que a la que más se parece es a la de Irlanda en el 2011, también Papandreu tenía mayoría absoluta en su Parlamento. Además, a la vista de las últimas posiciones de Bruselas, un rescate de España podría conllevar contrapartidas más suaves que las anteriores, aparte del control del sistema financiero, y por último, salvar a España sería mucho más costoso y genera más dudas en Berlín.

En todo caso, lo que tenga que pasar aquí, si es que pasa algo, responderá a nuestras circunstancias políticas. Y la más relevante de ellas es el descrédito creciente del Gobierno y de su presidente. Incluso en algunos medios de comunicación adictos al PP los reproches ya han pasado a ser desconfianza manifiesta. Lo que manda en el ambiente popular es la irritación contra el Ejecutivo y la gran decepción de buena parte de los votantes del PP, que se convierte en indignación en sus sectores más derechistas. Pero lo más inquietante para Rajoy debería ser el ambiente de fuerte crítica sobre su gestión, en general, y de la crisis de Bankia en particular, que se respira en el mundo financiero y empresarial.

Caben serias dudas de que Rajoy y su Gobierno puedan seguir soportando mucho tiempo esas presiones, y menos si tiene lugar un rescate. A la vista de que la oposición carece, y cada vez más, de fuerza, parlamentaria o de otro tipo, para propiciar cambio alguno, el que se produjera habría de surgir de la derecha. Un eventual relevo de ministros ayudaría poco a Rajoy, pues aunque no dé mucho la cara aparece muy implicado en la acción de todos ellos. Alguna especulación de los últimos días ha apuntado a un Gobierno técnico. Pero la hipótesis más plausible para un eventual cambio de mando sería que alguien --de dentro o de fuera de su partido, o conjuntamente-- obligase al presidente del Gobierno a dar el paso que él impuso a Francisco Camps en la Comunidad Valenciana: el de dimitir ante su ejecutiva, para que luego las Cortes eligieran a un nuevo presidente propuesto por el PP. Y hay unos cuantos indicios de que Rajoy y los suyos se están esforzando para tratar de evitar que eso ocurra.
Saluda la piel de naranja.