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ALEJO Hernández 09/09/2012
Se cuenta, que hace ya muchos años, un vecino de Cañamero, calculó su patrimonio con tal precisión que gastó la última peseta el día de su muerte. Conseguir tal proeza se me antoja, desde el punto de vista fiscal, la muerte perfecta.
Partiendo de esta idea vamos a crear una fábula de fin de verano...
Un viejo molinero extremeño, llamado Justo, viendo acercarse la hora de su muerte, y por evitar que una vez desaparecido sus tres hijos pudieran litigar por los bienes que poseía, decidió repartir su herencia en vida...
Justo se vio en la necesidad de emigrar a Alemania en los años 60. Allí, trabajando 12 horas diarias y gastando lo mínimo para subsistir, --aunque destrozando su cuerpo-- ahorró lo suficiente para comprar un viejo molino harinero. Años después con enorme esfuerzo y sacrificio había criado a sus hijos y conseguido añadir un almacén y un pequeño comercio a sus bienes.
El molino harinero lo compró en el término de Cadalso de los Vidrios (Comunidad de Madrid) de donde era oriundo su padre. La tienda de productos derivados de la harina en Madrigal de la Vera (Comunidad de Extremadura), donde había conocido a su mujer y donde estableció su domicilio. El almacén en Candeleda (Comunidad de Castilla y León) que es donde lo encontró más barato. Le resultaba fácil al molinero ir de Madrigal de la Vera a Candeleda pues, aunque son comunidades autónomas distintas, sólo distan 11,5 kilómetros. Y tampoco le resultaba difícil ir hasta el molino harinero de la Comunidad de Madrid porque también estaba cerca.
XPUESTO Ax realizar el reparto de sus bienes en vida, al mayor le dejó el molino harinero que la comunidad madrileña valoró en 200.000 euros. Al segundo hijo le donó el almacén que la Junta de Castilla y León valoró en 200.000 euros. Y al pequeño le donó lo único que le quedaba: la pequeña tienda que la Junta de Extremadura valoró en 200.000 euros. Las valoraciones muestran el equitativo reparto que Justo había preparado para sus hijos.
El hecho de que la Comunidad de Extremadura valore un bien inmueble urbano en 200.000 euros indica que no estamos hablando de un bien inmueble importante. Por ejemplo, en la ciudad de Cáceres el valor catastral se multiplica para uso comercial por 3,18 y en la ciudad de Badajoz por 3,17. Por tanto con menos de 70.000 euros de valor catastral ya se rebasan en Cáceres y Badajoz los 200.000 euros.
Realizadas las escrituras públicas de donación, cada hijo se fue a declarar a la comunidad a la que pertenecía el bien donado por su padre. El hijo mayor en la Comunidad de Madrid, autoliquidó el Impuesto sobre Donaciones. Realizados los cálculos oportunos la cuota a pagar es 31.621,21 euros. Pero aplicándole la bonificación establecida en la Comunidad de Madrid, solo paga 316,21 euros.
El segundo hijo se fue a autoliquidar a la Comunidad de Castilla y León. Realizados los cálculos oportunos la cuota a pagar es 31.640,84 euros. Pero aplicándole la bonificación establecida por la Comunidad de Castilla y León, solo paga 316,21 euros.
El más pequeño, que recibió la tienda ubicada en Extremadura, realizó la autoliquidación con el valor de 200.000 euros. La cuota que le salió fue igual que la de su hermano en Castilla y León: 31.640,84 euros. Como Extremadura no tiene deducción ninguna en las donaciones de padres a hijos anda el hombre viendo quién le puede prestar 31.640,84 euros para pagar el impuesto, sin ser capaz de vender el bien ni que le concedan préstamo alguno porque carece de trabajo...
Saque usted la moraleja de esta historia pero antes le aconsejo que vuelva a leer el programa que el Partido Popular de Extremadura presentó a las últimas elecciones autonómicas, en el que prometía una profunda reforma fiscal que suprimiera y rebajase impuestos a los extremeños, y cuya frase más interesante en un ejercicio de corta y pega transcribo literalmente: punto 221 del programa "Suprimiremos el Impuesto de Sucesiones y Donaciones".
También se debe decir que yo no he inventado nada con esta historia de ficción, pues es el PP extremeño el que en su programa afirma: "El Gobierno socialista ha insistido en mantener el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones cuando es un impuesto que prácticamente ha desaparecido en toda España y esto ha provocado una deslocalización hacia CCAA con una fiscalidad más favorable".
No olvidemos la participación que Izquierda Unida ha tenido en que el Partido Popular no cumpla su programa en este punto.
En fin, dada la actuación en Extremadura del Partido Popular, del Partido Socialista y de Izquierda Unida, nunca mejor dicho aquello de entre todos lo mataron y el sólito se murió. El muerto es naturalmente el contribuyente extremeño que paga por el impuesto de Sucesiones y Donaciones cien veces más de lo que paga un madrileño, un castellano, o casi cualquier español.
*Profesor Titular de
Derecho Financiero de la Uex