CAPITULO LXXV. Continuación.
Donde se acaba de averiguar la duda del yelmo de Mambrino y de la albarda, y otras aventuras sucedidas, con toda verdad.
Hablando don Quijote con Doña Aldonza Lorenzo, como se llama la que regenta el gobierno, llamó a sus alguaciles y los mando buscar posada para el
caballero y su escudero con cuadras o corrales para su caballo y el pollino.
Regresaron los alguaciles que mandó, sin haber resuelto el problema de servirles,
por encontrase todas las posadas en servicio de ocupación.
Viendo la gobernadora que se hacia de noche, mandó uno de los alguaciles con
unas llaves para que se acomodaran en unas viejas escuelas, que habían sido mandadas al desecho por el anterior gobernador mandando las escuelas al traste.
Llegaron al lugar Don Quijote y Sancho Panza acompañados del alguacil que les
enseñó donde estaban los habitáculos, les entregó las llaves de los mismos y el alguacil se marchó.
Don Alonso Quijano picado por la curiosidad junto con su escudero, fueron a visitar
el aposento más pequeño que da a la zona del poniente, la puerta no necesitó de
llave para entrar, estaba rota y había pajizas por el suelo, que vagos o maleantes debieron usar anteriormente, caballero y escudero llegaron a la sapiencia que el lugar era más propio para ratas que habitáculo donde dormir caballero y escudero, ambos salieron de allí con el estomago revuelto y con muchas nauseas.
Por fin utilizaron las llaves y vieron los otros dos lugares de alojamiento, en uno de ellos había unas maquinotas que Sancho al tocar una le dió un latigazo y dijo a su
amo que no quería estar más en aquel aposento.
Don Quijote y Sancho decidieron quedarse en el tercero y último de los aposentos,
donde encontraron algunos libros de edición del año 1960, uno de ellos se llamaba
Rueda de Espejos, al girar la primera pasta en la primera hoja de papel aparecía el
nombre de quien debió ser su propietario Antonio Menas. Sancho mandó leer
a Don Quijote y este leyó a Sancho el capitulo titulado. “El hombre que corría delante de la muerte”. Dentro del montón de libros que allí había, encontraron otro
muy curioso de la editorial Vives, que se titulaba. El Ingenioso Hidalgo Don quijote
de la Mancha, al girar Don Alonso Quijano su primera tapa vió escrito en el dorso
de la misma a su pie Miguel de Cervantes, ojearon el libro leyendo alguno de los
títulos de los capítulos, después prestos hicieron con sus mantas y aparejos unos
camastros en el suelo, donde felices durmieron y no faltaron como de costumbre
venia siendo en ellos los ruidos que producían sus gargantas con ritmo a veces pareado y otras en cascadas seguidas de algunas pausas callados y otras
roncando y resoplando al viento.
Por la mañana de temprano, Don Quijote despertó a Sancho y lo mandó que fuera
en busca de criados con yelmo de Mambrino y criada con jofaina, acarreara leña para hacer una hoguera en el corral de la escuela y los criados prepararan las aves de corral que Sancho albergaba en su alforja, así presto obedeció Sancho a su amo, que al poco andar del tiempo estaba la mesa dispuesta en una grande lancha,
donde saciaban su hambre, caballero, escudero y los criados de Don Quijote el
caballero de la triste figura, por lo mucho que le afea la barba.
Justo terminaban de comer, llega el alguacil, buen provecho tenga vuestra merced
y todas las presentes, diciendo a Don Quijote que le hacia llamar la regidora, para
tratar unos asuntos de malos agravios que tenia que resolver en la aldea, y como el era hombre caballero, venía bien a su gobierno para este menester, esto contaba el alguacil a Don Quijote en presencia de Sancho, mientras caminaban al lugar de la
calle Gabriel y Galán nº 1.
Mientras, con anterioridad la regidora, había mandado al resto de sus alguaciles, que hicieran llamar; al barbero, al maestro, el cura, al gitano, el carnicero, al tratante, el barrero, al bachiller Sansón Carrasco, citó al caballero de la Blanca Luna, que lo apodaban así por tener el mal de la última pluma, todo el pelo de su cabeza y el cuerpo blanco, y esto es señal de saber que en lo terreno queda poco por medir el tiempo. También se citó al herrero y otros caballeros de la aldea.
Fueron los últimos en llegar al lugar Don Quijote, Sancho y el alguacil, y les dijo
la regidora, que tomaran asiento para formar parte en los acuerdos que se tomen
por los tuertos agravios acontecidos, antes y durante su anterior gobernador de la
aldea.
Por fin da comienzo la sesión la señora gobernadora:
Primero.-Toma la palabra el barbero, alegando no podar ninguna barba en la aldea en mucho tiempo, el paro es grande.
Segundo, dice la regidora.- Tomó la palabra el maestro, que se quejaba de no tener un huerto escolar, donde enseñar a sus alumnos a trabajar la tierra y promover el arte de la apicultura, ahora no podía hacerlo y solo podía enseñar a
los niños a jugar al balón, hacer el botellón y gambetear montados en un ruido por la aldea.
Tercero.-Toma la palabra el cura, que contaba como el anterior gobernador le había
quedado sin huerto, derribaron todas las paredes, haciendo atropello a la propiedad
de la iglesia, pero esta lo hizo pagar caro, diciendo con la iglesia habéis topado hermanos.
Cuarto en hablar, la regidora señaló al gitano.-Se quejaba de la falta del corral de concejo, alegando que sus animales comían por las calles de la aldea y si alguna
de sus bestias se saltaba a otra propiedad, el sabia donde tenia que recogerlas,
pero ahora no hay manera de dar con ella, de modo que se pierden.
Quinto tomó la palabra el carnicero.- Este alegó que todo su ganado caprino y ovino, fue expulsado de la aldea, durante la estancia del otro gobernador.
Sexto fue el tratante.-Dijo que había perdido con el paso del tiempo, donde tenia
que hacer arrobas o pesar sus animales.
Séptimo por indicación de la gobernadora, lo hizo el barrero.-El que trabajó el barro
se quejaba de la falta de su casilla donde guardaba los aperos, de hacer ladrillos y
tejas.
Octavo turno, tocó hablar al bachiller Sansón Carrasco.- Expuso y dijo, que se trataba del año 1985, en el lugar de la curandería, donde las propiedades de un mandante, habían tomado provecho del camino, haciendo confundir en las ordenanzas, tejados de sombra de borregos y cuadras, con la casa de la
enfermería, sosa que a su vez expuso y enseñó a todos los allí presente la regidora.
Noveno dijo la gobernadora, y señalo al caballero de la Blanca Luna.- Dijo que su
agravio también databa del año 1985 y estaba en esas mismas ordenanzas, miremos la calle Calderón de la Barca nº 2, lugar de hermandad de labranza, es
casa particular de un aldeano, que de hermano no tiene nada, de lo contrario
no se vería incluido en estas andanzas.
Décimo le tocó el turno al herrero.-Haciendo un comentario muy particular dijo,
en estas ordenanzas se ve la tribu de la aldea del prado del año 1991y por contra no se aprecian los aposentos de los anaranjados junto a la charca.
Decimoprimero y por último habló en nombre de todos los demás asistentes el alguacil astilla compadre de la viruta.- Que dijo tener en su propiedad la copia de una carta, donde se confirmaba que la aldea había pagado el muro a la hija del labriego hermano que habita en la mansión rural de la calle aldeana Calderón de la Barca nº 2.
Donde se acaba de averiguar la duda del yelmo de Mambrino y de la albarda, y otras aventuras sucedidas, con toda verdad.
Hablando don Quijote con Doña Aldonza Lorenzo, como se llama la que regenta el gobierno, llamó a sus alguaciles y los mando buscar posada para el
caballero y su escudero con cuadras o corrales para su caballo y el pollino.
Regresaron los alguaciles que mandó, sin haber resuelto el problema de servirles,
por encontrase todas las posadas en servicio de ocupación.
Viendo la gobernadora que se hacia de noche, mandó uno de los alguaciles con
unas llaves para que se acomodaran en unas viejas escuelas, que habían sido mandadas al desecho por el anterior gobernador mandando las escuelas al traste.
Llegaron al lugar Don Quijote y Sancho Panza acompañados del alguacil que les
enseñó donde estaban los habitáculos, les entregó las llaves de los mismos y el alguacil se marchó.
Don Alonso Quijano picado por la curiosidad junto con su escudero, fueron a visitar
el aposento más pequeño que da a la zona del poniente, la puerta no necesitó de
llave para entrar, estaba rota y había pajizas por el suelo, que vagos o maleantes debieron usar anteriormente, caballero y escudero llegaron a la sapiencia que el lugar era más propio para ratas que habitáculo donde dormir caballero y escudero, ambos salieron de allí con el estomago revuelto y con muchas nauseas.
Por fin utilizaron las llaves y vieron los otros dos lugares de alojamiento, en uno de ellos había unas maquinotas que Sancho al tocar una le dió un latigazo y dijo a su
amo que no quería estar más en aquel aposento.
Don Quijote y Sancho decidieron quedarse en el tercero y último de los aposentos,
donde encontraron algunos libros de edición del año 1960, uno de ellos se llamaba
Rueda de Espejos, al girar la primera pasta en la primera hoja de papel aparecía el
nombre de quien debió ser su propietario Antonio Menas. Sancho mandó leer
a Don Quijote y este leyó a Sancho el capitulo titulado. “El hombre que corría delante de la muerte”. Dentro del montón de libros que allí había, encontraron otro
muy curioso de la editorial Vives, que se titulaba. El Ingenioso Hidalgo Don quijote
de la Mancha, al girar Don Alonso Quijano su primera tapa vió escrito en el dorso
de la misma a su pie Miguel de Cervantes, ojearon el libro leyendo alguno de los
títulos de los capítulos, después prestos hicieron con sus mantas y aparejos unos
camastros en el suelo, donde felices durmieron y no faltaron como de costumbre
venia siendo en ellos los ruidos que producían sus gargantas con ritmo a veces pareado y otras en cascadas seguidas de algunas pausas callados y otras
roncando y resoplando al viento.
Por la mañana de temprano, Don Quijote despertó a Sancho y lo mandó que fuera
en busca de criados con yelmo de Mambrino y criada con jofaina, acarreara leña para hacer una hoguera en el corral de la escuela y los criados prepararan las aves de corral que Sancho albergaba en su alforja, así presto obedeció Sancho a su amo, que al poco andar del tiempo estaba la mesa dispuesta en una grande lancha,
donde saciaban su hambre, caballero, escudero y los criados de Don Quijote el
caballero de la triste figura, por lo mucho que le afea la barba.
Justo terminaban de comer, llega el alguacil, buen provecho tenga vuestra merced
y todas las presentes, diciendo a Don Quijote que le hacia llamar la regidora, para
tratar unos asuntos de malos agravios que tenia que resolver en la aldea, y como el era hombre caballero, venía bien a su gobierno para este menester, esto contaba el alguacil a Don Quijote en presencia de Sancho, mientras caminaban al lugar de la
calle Gabriel y Galán nº 1.
Mientras, con anterioridad la regidora, había mandado al resto de sus alguaciles, que hicieran llamar; al barbero, al maestro, el cura, al gitano, el carnicero, al tratante, el barrero, al bachiller Sansón Carrasco, citó al caballero de la Blanca Luna, que lo apodaban así por tener el mal de la última pluma, todo el pelo de su cabeza y el cuerpo blanco, y esto es señal de saber que en lo terreno queda poco por medir el tiempo. También se citó al herrero y otros caballeros de la aldea.
Fueron los últimos en llegar al lugar Don Quijote, Sancho y el alguacil, y les dijo
la regidora, que tomaran asiento para formar parte en los acuerdos que se tomen
por los tuertos agravios acontecidos, antes y durante su anterior gobernador de la
aldea.
Por fin da comienzo la sesión la señora gobernadora:
Primero.-Toma la palabra el barbero, alegando no podar ninguna barba en la aldea en mucho tiempo, el paro es grande.
Segundo, dice la regidora.- Tomó la palabra el maestro, que se quejaba de no tener un huerto escolar, donde enseñar a sus alumnos a trabajar la tierra y promover el arte de la apicultura, ahora no podía hacerlo y solo podía enseñar a
los niños a jugar al balón, hacer el botellón y gambetear montados en un ruido por la aldea.
Tercero.-Toma la palabra el cura, que contaba como el anterior gobernador le había
quedado sin huerto, derribaron todas las paredes, haciendo atropello a la propiedad
de la iglesia, pero esta lo hizo pagar caro, diciendo con la iglesia habéis topado hermanos.
Cuarto en hablar, la regidora señaló al gitano.-Se quejaba de la falta del corral de concejo, alegando que sus animales comían por las calles de la aldea y si alguna
de sus bestias se saltaba a otra propiedad, el sabia donde tenia que recogerlas,
pero ahora no hay manera de dar con ella, de modo que se pierden.
Quinto tomó la palabra el carnicero.- Este alegó que todo su ganado caprino y ovino, fue expulsado de la aldea, durante la estancia del otro gobernador.
Sexto fue el tratante.-Dijo que había perdido con el paso del tiempo, donde tenia
que hacer arrobas o pesar sus animales.
Séptimo por indicación de la gobernadora, lo hizo el barrero.-El que trabajó el barro
se quejaba de la falta de su casilla donde guardaba los aperos, de hacer ladrillos y
tejas.
Octavo turno, tocó hablar al bachiller Sansón Carrasco.- Expuso y dijo, que se trataba del año 1985, en el lugar de la curandería, donde las propiedades de un mandante, habían tomado provecho del camino, haciendo confundir en las ordenanzas, tejados de sombra de borregos y cuadras, con la casa de la
enfermería, sosa que a su vez expuso y enseñó a todos los allí presente la regidora.
Noveno dijo la gobernadora, y señalo al caballero de la Blanca Luna.- Dijo que su
agravio también databa del año 1985 y estaba en esas mismas ordenanzas, miremos la calle Calderón de la Barca nº 2, lugar de hermandad de labranza, es
casa particular de un aldeano, que de hermano no tiene nada, de lo contrario
no se vería incluido en estas andanzas.
Décimo le tocó el turno al herrero.-Haciendo un comentario muy particular dijo,
en estas ordenanzas se ve la tribu de la aldea del prado del año 1991y por contra no se aprecian los aposentos de los anaranjados junto a la charca.
Decimoprimero y por último habló en nombre de todos los demás asistentes el alguacil astilla compadre de la viruta.- Que dijo tener en su propiedad la copia de una carta, donde se confirmaba que la aldea había pagado el muro a la hija del labriego hermano que habita en la mansión rural de la calle aldeana Calderón de la Barca nº 2.