Siempre estaba ahí cuando la necesitabas, sólo con mirarte sabía de tus tristezas, o de tus alegrias, sabía lo que te gustaba, lo que te hacía
feliz, o lo que te ponía triste. Si ella pudiera haberse cambiado por tí, en tus momentos malos, lo hubíera hecho. Era luchadora, buena gente, siempre te daba buenos consejos, tal vez porque con su bondad, te enseñaba que ser buena persona era demostrarlo. Cuándo se marchó, lo hizo en silencio, cómo era ella, callada y sumisa, de esas mujeres de antes, que
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