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SANTIBAÑEZ EL ALTO: RECORDEMOS UN POCO EL PASADO: Desde la niñez hemos...

RECORDEMOS UN POCO EL PASADO: Desde la niñez hemos ido escuchando a nuestros mayores, como abuelos, tíos, vecinos, la vivencia de nuestro querido pueblo: En aquellos años de la construcción de nuestro embalse Borbollón, donde la mayoría de la mano de obra fue hombres recios y sufridos de nuestro pueblo, salían a las 5 de la madrugada dando tumbo por la calzada de las Heras otros por el resbaladero con más luz que el famoso farol de aceite de oliva. Primero tenían que echarle de comer a las vacas en el pajal y, a continuación se preparaban las cuadrillas de hombres camino abajo hacía el pantano, casi todos los días su trabajo era a base de tareas para terminar pronto y llegar con luz solar a los pajares otra vez, y así todos los días hiciera sol, lluviera o nevara; trabajo duru verdad.

Mas adelante llegaba la primavera, recolección de pastos, siega cebada y avena, siembra de huertas, hasta la fiesta de los SANTITOS, esas si que eran fiestas, tres días viendo como sacaban las vacas bravas de la dehesa para subirlas al día siguiente a la plaza salían 200 del encierro y llegaban al pueblo unas 50 el resto se habían escariado por el camino. Buena capea y muerte de dos tóricos de unos 300 Kg. Por la noche los bailes y las borracheras.
Pasamos a la siega del trigo hasta las fiestas de San Juan y volvemos a empezar con las capeas y la muerte de la famosa vaca, que sabia más que el ganadero que la vendía, muchos años la terminaban matando a tiros la Guardia Civil, todo eso era alucinante escuchar como lo cuentan nuestro mayores.
Se comienza el acarreo de los cereales, unos en carro con bueyes, caballerías, y el que tenia menos medios alomo de los animales; así durante unos 15 día siempre desde la madrugada hasta el oscurecer, para morirse.
Sobre el 20 de Julio se lía la juerga de la trilla, digo juerga por que todos los años se domaban vacas en la trilla y como veis todas eran bravas muy bravas, salían corriendo de las parvas con los triíllos echando fuego cuando pillaban piedras de bajo del mismo.

Durante el mes y medio de trilla había dos tabernas que sus frigoríficos eran el agua del pilar, para enfriar las cervezas, el vino se forraban los garrafones con tela de manta y lienzo, se empapaba de agua y guardaba una temperatura de unos 18 a 20 grados, aun-que en la Hera había mas de cuarenta.

Durante la trilla había más personal en los pajares que en el pueblo, allí se comía, se dormía, y sobre todo se cuidaba el riego y recolección de frutos de las huertas, así hasta final de Agosto, que se comenzaba otro calvario con el trasiego de paja desde los pueblo del Guijo de Coria y Villa del Campo a los pajares. Así todos los años.

Sobre los años 1965 hasta los 80, la juventud comenzó abandonar nuestro pueblo, que de unos 1200 habitantes que tenia en esos años, ahora quedan unos 640, y como sabemos la mayoría son ancianos. Todo ha cambiado la forma de trabajar, los medios empleados ahora más cómodos, ahora no hay caballerías, todo se convierte en buenos vehículos, para mejor calidad de vida para esos trabajadores que aun siguen en nuestro pueblo.
Han desaparecido esas 1800 ovejas, repartidas en varios rebaños, 2000 cabras entre varios rebaños y el mayor de todos el perteneciente a los vecinos del pueblo, de las 2500 vacas de cría y carne que había, todas bravas, ahora quedan unas 1300 de varias clases, alpinas, del centro de Europa, y asturianas.
Esa es la evolución de esta sociedad, vivimos mejor con más comodidades, mejor nivel de vida, pero seguimos recordando nuestras vivencias del pasado, las que recordamos por nuestra edad, y las contadas por nuestros mayores.
Mi intención con lo narrado aquí, es para que nuestros hijos sepan como era la vida anteriormente en ese nuestro amado cotorro. Sin mas un abrazo para todo el que separe aleer estas líneas. (Victorio)