Me encantaaaaaaaaa la historia. Sigue Victorio, que todo lo que escribas aquí servirá para que lo leamos y lo transmitamos. Más de uno flipará con el trabajo tan duro que se realizaba, ahora poca gente tiene ganas de trabajar. Me acuerdo que mi padre me contó que le gustaba mirar o leer los tebeos que alguna vez alguién le dejaba mientras cuidaba el ganado y el abuelo Fausto le pilló un día, le dió tal somanta de palos que se le quitaron las ganas para siempre. Siempre a base de palos corregian algunos. El abuelo decía que él tenía que ayudar en el campo por que si nó no comían y los libros sólo eran para los ricos que se lo daban hecho. También trabajó en el pantano y según me han contado era de los primeros que llegaba abajo porque iba en bicicleta y sin frenos. Aunque no tuvo una infancia muy agradable, debo decir que mi padre nunca nos pegó a ninguno y mira que éramos 7 y bien traviesos. Esto es parte de lo durísimo que era el campo en aquellos tiempos. Bueno, un abrazo para todos que ye he visto que me echabáis de menos, eh santibañejos? Marisol