no te tires el pisto machte que santibañez en la actualidad no pasa de 900 habitantes
Santibáñez el Bajo no se encuentra situado a 730 metros de altitud, sino a 370 (cota de la Cruz de Piedra, dentro del casco urbano). Sus alturas máximas aparecen en "Las Cumbres de Bajondo" (en torno a los 600 metros). La romería ha pasado a celebrarse el sábado más cercano al 1º de mayo. Las Fiestas del Emigrante, creadas por la Peña de Festejos "Los Castúos", echaron a andar en la década de los 80 del pasado siglo; más tarde, tomó el relevo la asociación cultural "La Buranca". Hoy en día, estas fiestas han perdido su espíritu primitivo y no son ni sombra de lo que fueron. Lo mismo ocurre con las fiestas invernales de San Blas, fiestas muy antiguas y tradicionales, donde los quintos eran los protagonistas. El actual equipo de gobierno del Ayuntamiento llevaba en su programa el revitalizar estas fiestas de San Blas, pero no se ha hecho absolutamente nada por rehabilitarlas. Las ferias, que se celebraban el día 1 y 2 de junio, han decaído por completo, ya que, al suprimirse los rodeos de ganado, todo se ha venido abajo y ya no tienen razón de ser. El pueblo de Santibáñez el Bajo fue repoblado, en el siglo XII, por gente astur-leonesa. En su término quedan muchos vestigios del pasado, desde épocas prehistóricas a épocas tardorromanas o visigodas. Sus canciones y danzas tradicionales venian siendo interpretadas por el grupo "Valdelagares", que siempre contó con apoyo municipal; al retirársele el apoyo en la actual legislatura, el grupo prácticamente ha desaparecido y, con él, el festival que organizaba dicho grupo en el mes de agosto, denominado "Encuentro de bailes y danzas del Oeste Peninsular". Este pueblo pertenece a la comarca de Tierras de Granadilla. Por la parte meridional de su término corre el río Alagón, y por el poniente, la Rivera del Bronco. El casco urbano está flanqueado por los arroyos Pizarroso y Clavellinas. El pueblo se llamaba antiguamente "Santi-Ioanne", que es lo mismo que decir "San Juan"; de aquí evolucionó a Santibáñez, añadiéndole lo de "el Bajo" a raíz de establecerse las carterías rurales, a fin de distinguirlo del otro Santibáñez que existe en la provincia de Cáceres, que se encuentra en lo alto de la montaña, por lo que se denomina Santibáñez el Alto. Pero lo cierto es que el primitivo casco urbano de Santibáñez el Bajo no estaba en un bajo, sino en el cerro conocido como "La Cuesta". Actualmente, el pueblo no llega a los 900 habitantes, habiendo alcanzado por los años 50 del pasado siglo más de 1500. La población está muy envejecida. Las principales fuentes de riqueza son la aceituna de mesa y la ganadería (vacuno, lanar y porcino). Las numerosas huertas que existían antiguamente, flanqueando la Rivera del Bronco, y que producían infinidad de hortalizas, fundamentalmente pimientos, tomates y judías verdes, que se comercializaban por los pueblos de los alrededores y en el mercado de los martes en Plasencia, prácticamente han desaparecido. Cuenta con una dehesa boyal, del común de los vecinos, aunque aparece ilegalmente catalogada como municipal o bienes de propios. Antes, dicha dehesa era regida por una hermandad de labradores y ganaderos, donde también tenían voz y voto los campesinos sin tierra, que prácticamente no había ninguno, pues por la zona predomina más el minifundio que el latifundio, quitando cuatro dehesas de ciertos terratenientes. Santibáñez el Bajo tiene en su haber histórico a la cuadrilla de "Los Muchachos", una agrupación de personajes antiabsolutistas, ex-guerrilleros contra los franceses en la Guerra de la Independencia, a los que algunos investigadores han denominado "los primeros anarquistas extremeños". Han pasado a la historia como "bandoleros", pero el caso es que esta cuadrilla, que mantuvo en jaque durante varios años a las tropas absolutistas del rey Fernando VII, tenían todo un programa social muy avanzado. Fueron perseguidos y acosados, pereciendo muchos de ellos en encuentros con las tropas absolutistas y otros fueron ejecutados, llevados a presidio y desterrados. Una gran represión cayó sobre Santibáñez. Desde entonces, este pueblo ha tenido fama de rebelde y contestatario, como lo reflejan ciertos refranes e historias que se cuentan por los pueblos comarcanos. Durante la Guerra Civil, 22 vecinos del pueblo, incluidas dos mujeres, fueron subidos a las camionetas para ser asesinados, por el único delito de ser de izquierdas. Gracias a la intervención del párroco y del médico de la localidad, se evitó, en el último momento, este abominable crimen. Tan sólo fue asesinado el hijo del pueblo Patrocinio Cabezalí Moreno, dirigente del partido comunista, que se encontraba de secretario en el ayuntamiento de Salorino. Otros dos hijos del pueblo murieron defendiendo los ideales de la II República (Filiberto Calvo García, teniente del ejército republicano) y Máximo Cabezalí Paniagua, capitán del mismo ejército, exiliado a Francia, apresado por los nazis y exterminado en el campo de Mathaussen). Otro santibañejo (José Cabezalí González), es el último aviador republicano que queda con vida.
