II (Del amor)
¿Qué sería del tiempo —en el olvido—
y qué del día ¾ apenas demorado¾,
sin el rostro que siempre han cobijado
bajo su quieta faz, enternecido?...
¿Qué sería del mundo —inadvertido—,
estrepitosamente despertado,
y qué del viento mudo y desolado,
sin el inquieto vuelo y el bramido?...
De inusitadas formas aprendidas,
tejiste tu coraza indestructible
en incontadas horas trascendidas.
Y de pasiones dueño imprevisible,
hiciste de lo bueno duradero
y de lo malo siempre pasajero
¿Qué sería del tiempo —en el olvido—
y qué del día ¾ apenas demorado¾,
sin el rostro que siempre han cobijado
bajo su quieta faz, enternecido?...
¿Qué sería del mundo —inadvertido—,
estrepitosamente despertado,
y qué del viento mudo y desolado,
sin el inquieto vuelo y el bramido?...
De inusitadas formas aprendidas,
tejiste tu coraza indestructible
en incontadas horas trascendidas.
Y de pasiones dueño imprevisible,
hiciste de lo bueno duradero
y de lo malo siempre pasajero