III (De la amistad)
Ondula más allá de la existencia
en un crujir de muros derribados,
y desafiando olvidos renegados,
le pone al tiempo su inmortal escencia.
No tiene voz ni aroma su presencia
¾ no se adivinan gestos señalados¾,
y sin embargo surgen entregados
infinidad de rostros sin ausencia.
Qué inocultable ciencia incomprendida:
hallar la pena ajena y combatirla
con el solo poder de recibirla.
Buscar la mano quieta y extendida
y ahogar la sed de días esperados
entre los cuatro brazos entregados
Carlos Reyna
Ondula más allá de la existencia
en un crujir de muros derribados,
y desafiando olvidos renegados,
le pone al tiempo su inmortal escencia.
No tiene voz ni aroma su presencia
¾ no se adivinan gestos señalados¾,
y sin embargo surgen entregados
infinidad de rostros sin ausencia.
Qué inocultable ciencia incomprendida:
hallar la pena ajena y combatirla
con el solo poder de recibirla.
Buscar la mano quieta y extendida
y ahogar la sed de días esperados
entre los cuatro brazos entregados
Carlos Reyna