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TALAVERUELA: Y la memoria riente...

¡ADIÓS!

Con el alma entristecida
por infinito dolor,
dejo esta tierra querida
donde se queda mi vida
presa en la red de tu amor.

Yo vine a tu patrio suelo
con el corazón ansioso
y el alma llena de anhelo,
y dejo este suelo hermoso
con amargo desconsuelo.

Si quieres prueba mejor
de este firmísimo amor,
más grande que nunca hoy,
pídeme prueba mayor
que esta prueba que le doy.

Y si te olvidas de mí
cuando me ausente de aquí,
recuerda al menos, bien mío,
las largas tardes de estío
que aquí pasé junto a ti.

Que yo también, donde quiera
que con penas o alegrías
me lleve mi suerte fiera,
conservaré siempre entera
la memoria de estos días.

Yo cantaré tu hermosura
mientras con sus rayos rojos
alumbre tu frente pura
este sol de Extremadura
radiante como tus ojos.

Y la memoria riente
de tu alma pura y sencilla
será la luz de mi mente
mientras el sol de Castilla
tueste mi ardorosa frente.

Si de esta casa a las puertas
sientes, al darme un adiós,
lágrimas de pena ciertas,
guárdalas, y no las viertas;
¡yo lloraré por los dos!

Porque si tiene un pesar
el corazón que yo adore,
no puedo verlo penar,
ni quiero yo que él lo llore
pudiéndolo yo llorar.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Pues la lágrima vertida
por cualquier alma querida
que por mí sé yo que llora,
me hace en el alma una herida
sangrienta y desgarradora.

Te dejo en este papel,
al ir del destino en pos,
una lágrima de hiel:
medita bien lo que en él
te digo al darte mi adiós.

Adiós, que no olvidarás
si has llegado a comprender
al que se lleva quizás
la duda de si jamás
podrá a tu lado volver. ... (ver texto completo)