TALAVERUELA: A UNA MUJER ÚNICA....

A UNA MUJER ÚNICA.

De todos los derechos que tienen las mujeres,
el mejor y el más grande es ser madre.
Por culpa del azar, del destino o de un simple desliz,
cualquier mujer puede convertirse en madre.

La naturaleza, la ha dotado del instinto maternal,
con la finalidad de cuidar y preservar su especie.
Gracias a este instinto, mira, embobada, a sus hijos,
los encuentras preciosos y se dispone a cuidarlos.

Considera que es mucho más importante, más noble,
dar el pecho, sonar narices y cambiar pañales,
que estudiar, tener una carrera o mantenerse delgada,
hasta que se vayan de casa y ya sea demasiado tarde.

Ejerce la vocación sin descanso, sin parar,
siempre con la canción preferida, esa que no suena en el dial,
de que se laven los dientes, se acuesten temprano,
saquen buenas notas, no fumen, que beban y coman bien.

Llora y se seca las lágrimas, al ver a los niños contentos,
aprieta los dientes y sonríe, cuando los ve sufriendo.
Sirve de maestra, de médico, de chofer, de cocinera,
lavandera, pintora, policía y confesora sin cobrar sueldo alguno.

Se preocupa por las vacunas, la limpieza de las orejas,
los estudios, las palabrotas, los novios y novias.
No te ofendes cuando te mandan callar, te dan un portazo en las narices,
porque no estás en nada, no estás donde tienes que estar.
Por que no te enteras de nada, ¿Verdad?.

No duermes, te quedas pensativa, te levantas desvelada,
esperando que venga tu hija, del cumpleaños, de la fiesta,
y cuando llega, te haces la dormida, como si no oyeras nada,
para que no se dé cuenta, para no fastidiarla, para que no se enfade.

Tiemblas con las compañías, con los amigos de tu hijo,
cuando este aprende a montar en bici, a montar en la moto,
en el momento que se afeita, se enamora y presenta malos exámenes.
Un escalofrío recorre tu cuerpo cuando coge el coche de su padre.

Entregas tu amor y tu tiempo, sin esperar a que te lo agradezcan,
dices que son cosas de la edad, cuando te mandan a la mierda.
Eres la persona que los quieres, que los cuidas, todos los días de tu vida,
que con facilidad se emociona, cuando en su cumpleaños, en su aniversario,
e incluso en su santo, se acuerdan de ella.

El peor defecto que tienen, si tienen alguno, es que se van de este mundo,
antes de que podamos pagarles parte, de todo lo que han hecho.
Nos dejan, desvalidos, culpables, e irremisiblemente, huérfanos.
Por suerte, solo hay una sola. Nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces.

Hay una mujer que tiene algo de mí, por la inmensidad de su amor,
y mucho de Ángel, por sus incansables cuidados.
Hay una mujer qué, siendo joven, tiene la reflexión de una anciana,
y en la vejez, trabaja, con el vigor de la juventud.

Hay una mujer qué, si es ignorante, descubre los secretos de la vida,
con más aciertos que un sabio.
Hay una mujer qué, mientras vive, no la sabemos estimar,
porque a su lado, todos los dolores, se olvidan.

Pero hay una mujer qué, después de muerta, daríamos todo lo que somos,
todo lo que tenemos, por recibir de ella un solo abrazo, una sonrisa,
un te quiero, una caricia, un beso de despedida, de buenas noches.
De esa mujer, no me exijáis su nombre …………… ES MI MADRE.

ZACHO Mayo 2.008.