Un poema muy libre
Los poemas se amontonan de mis días,
los recuerdos alegres del ayer
que me llenaron de gozo y alegría
y que hoy me alegra recordarlos otra vez.
La plaza es un símbolo en mi mente,
las cadenas, las estatuas,
la banda que armaba una algarabía
y que tocaba en palacio algunos días.
Los caballos que subían por la rampa
del jardín de Sabatini,
donde me perdía entre sus ramas,
las ventanas de palacio que estaban siempre cerradas.
La plaza de Oriente
tan Madrileña y castiza
los cascabeles relucientes
del famoso borrico " Perico".
Eras la alegría de los chicos,
una vuelta y otra vuelta,
- esta vuelta me la pido-
yo encima del borrico.
¡Ay Perico, como te he recordado
a lo largo de la vida!
Cada vuelta era un sueño
de aquella infancia querida.
Más tarde vinieron otros
y entonaron aquel cantar
de que … " Perico eras un gran borrico "
que nos hizo recordar.
Hay que ver como aguantabas
cuando te metíamos el tacón,
sobre ti éramos grandes caballistas
y nos llenaba de emoción.
Recuerdo su pobre atalaje,
sus alegres campanillas,
el lloro de algunas niñas
que estaban asustadillas.
Al pasar por las estatuas
en su corto recorrido,
yo me imaginaba otro mundo
y que había trascurrido.
Mi mundo, la plaza,
los militares, los jardines,
las niñeras y bancos blancos de piedra,
la música de los violines
que tocaban los que pedían,
y que llenaban la plaza
de aquella algarabía.
¡Perico, perico, eras un gran borrico!
Es un recuerdo tierno del ayer,
que parecen pequeñeces
de aquel tiempo que se fue
****************************** ************
Manuel
Los poemas se amontonan de mis días,
los recuerdos alegres del ayer
que me llenaron de gozo y alegría
y que hoy me alegra recordarlos otra vez.
La plaza es un símbolo en mi mente,
las cadenas, las estatuas,
la banda que armaba una algarabía
y que tocaba en palacio algunos días.
Los caballos que subían por la rampa
del jardín de Sabatini,
donde me perdía entre sus ramas,
las ventanas de palacio que estaban siempre cerradas.
La plaza de Oriente
tan Madrileña y castiza
los cascabeles relucientes
del famoso borrico " Perico".
Eras la alegría de los chicos,
una vuelta y otra vuelta,
- esta vuelta me la pido-
yo encima del borrico.
¡Ay Perico, como te he recordado
a lo largo de la vida!
Cada vuelta era un sueño
de aquella infancia querida.
Más tarde vinieron otros
y entonaron aquel cantar
de que … " Perico eras un gran borrico "
que nos hizo recordar.
Hay que ver como aguantabas
cuando te metíamos el tacón,
sobre ti éramos grandes caballistas
y nos llenaba de emoción.
Recuerdo su pobre atalaje,
sus alegres campanillas,
el lloro de algunas niñas
que estaban asustadillas.
Al pasar por las estatuas
en su corto recorrido,
yo me imaginaba otro mundo
y que había trascurrido.
Mi mundo, la plaza,
los militares, los jardines,
las niñeras y bancos blancos de piedra,
la música de los violines
que tocaban los que pedían,
y que llenaban la plaza
de aquella algarabía.
¡Perico, perico, eras un gran borrico!
Es un recuerdo tierno del ayer,
que parecen pequeñeces
de aquel tiempo que se fue
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Manuel