
Amigo Antonio, esa historia tendrá que esperar, hasta el día en que reúna en una sola todas mis muchas y pequeñas historias. Creo haberte dicho, como llegué hasta ahí, (no todo)
Digamos esta pequeña historia, forma parte de ella, y otras, que ya está dentro de mi carpeta. otras, también pequeñas, nacieron en algún lugar en la "citte de la lumiere", otras, aquí frente al ordenado. Como esta tarde, coincide con unas fechas, que que se me planteaba, tomar una decisión, sobre mandar soldados, o convertirme en un emigrante mas... y como sabes mi decisión, voy con la historia.
Al protagonista, le pondremos un nombre: Pedro, por ejemplo.
<<<Pedro se dejo seducir por la magia de aquella ciudad. Pedro se dejaba llevar por su magia muy especia; nada comparable con el "atache" de Madrid y sobre todo por aún en esa fecha. ambientes enrarecidos. Paris le estaba mostrando a Pedro, lo justo y lo injusto... y pese a las penurias que siguieron a los primeros días, pensó: La libertad del hombre, es la mayor riqueza. Sucedían las cosa de diferentes manera.
En los primeros días y con unos ahorros en el bolsillo, que se fueron muy pronto, se lanzó por la calles y grandes bulevares de esa gran ciudad. Se fijaba en las gentes, que se cruzaban en su camino, hasta de los negros que recogían la basura de las calles. Paseó algunos de sus parque y se sorprendió como los jóvenes se abrazaban sin importarles cuanto a su alrededor sucedía: Pensó en como en su país, esto podía costar ser conducido a la comisaría. Se detenía en aquellos que en un banco leían, en los niños que jugaban.
Aquel día había dejado los grandes bulevares. Palpo su bolsillo, Gritaba su estomago. Había trabajado unos días, previo contrato que no pensaba cumplir... porque debía de incorporarse a su destino, a poco mas de un mes de esta fecha. Se decidió calmar su estomago, en una charcuteríe: un muslo de pollo y unas patatas fritas. Tomó el tren hasta Saint Clud, donde tenía "une chambre", en un hotel de mala muerte, regentado por un "algeriane", que siempre hablaba de la OAS, de lo que pedro entonces no tenía ni puñetera idea. y apenas se enteraba, porque hablaba muy deprisa el francés<<<
***
Había trabajado l5 días en una empresa de Saint Cloud, donde había firmado un contrato por seis meses.
Paseando un día, por sus calles, se detuvo ante un grupo de obreros, que por medio de una máquina habrían zanjas, donde se enterraban tubos de plástico,, donde se introducían los cables del teléfono.
Quince días en los cuales, Pedro, empezó a conocer a sus compañeros portugueses. Una gran nevada, había paralizado los trabajos. Pedro a las 8 de la mañana, se acercó al lugar donde la empresa, tenía colocadas las cabañas. Así días posteriores, nadie acudió hasta el cuarto d´da, muy avanzada la mañana. Hacía mucho frío. tenía los pies empapados, por la nieve que se derritía dentro de mis únicos zapatos. Buscó la llave en la repisa al efecto, y la cogio con alegría. Una mirada a la estufa... leña; se puso a encender el fuego pero no había papel. Buscó en su mono... tieso por la helada: menos 13 marcaba el termómetro.
No muy lejos había unas tiendas, se dirigió a ellas meditando su situación: Lo justo para el viaje, le quedaba en su "chmbre" en pesetas, la decisión estaba tomada. Tomó un poco de dinero...
Un periódico para encender la estufa, patatas, unos huevos, manzanas y un par de botes de lentejas, aceite de girasol, y una sartén. Lo mas penoso para hacerse entendér, fuera pedir una vela: Pedro se esforzaba el que le comprendieran, y, ante la cara de bobos azorados en todos los presentes, sacó en mechero y poniendo el dedo pulgar hacia arriba, acercó la llama...
!"Une bugíe! -gritó una mujer- Todos se pusieron a reír.
Una temporada, trabajo días después, algún domingo. (continuará)
LIBERTAD.
TE OFREZCO ESTA HISTORIA E IGUALMENTE A TU PADRE, ANTONÍO Y RECUERDO PARA AQUELLOS QUE PASARON LOS PIRINEOS, CON LAS MALETAS, CON LAS MALETAS DE CARTÓN. (Me he prometido continuarla.)
Digamos esta pequeña historia, forma parte de ella, y otras, que ya está dentro de mi carpeta. otras, también pequeñas, nacieron en algún lugar en la "citte de la lumiere", otras, aquí frente al ordenado. Como esta tarde, coincide con unas fechas, que que se me planteaba, tomar una decisión, sobre mandar soldados, o convertirme en un emigrante mas... y como sabes mi decisión, voy con la historia.
Al protagonista, le pondremos un nombre: Pedro, por ejemplo.
<<<Pedro se dejo seducir por la magia de aquella ciudad. Pedro se dejaba llevar por su magia muy especia; nada comparable con el "atache" de Madrid y sobre todo por aún en esa fecha. ambientes enrarecidos. Paris le estaba mostrando a Pedro, lo justo y lo injusto... y pese a las penurias que siguieron a los primeros días, pensó: La libertad del hombre, es la mayor riqueza. Sucedían las cosa de diferentes manera.
En los primeros días y con unos ahorros en el bolsillo, que se fueron muy pronto, se lanzó por la calles y grandes bulevares de esa gran ciudad. Se fijaba en las gentes, que se cruzaban en su camino, hasta de los negros que recogían la basura de las calles. Paseó algunos de sus parque y se sorprendió como los jóvenes se abrazaban sin importarles cuanto a su alrededor sucedía: Pensó en como en su país, esto podía costar ser conducido a la comisaría. Se detenía en aquellos que en un banco leían, en los niños que jugaban.
Aquel día había dejado los grandes bulevares. Palpo su bolsillo, Gritaba su estomago. Había trabajado unos días, previo contrato que no pensaba cumplir... porque debía de incorporarse a su destino, a poco mas de un mes de esta fecha. Se decidió calmar su estomago, en una charcuteríe: un muslo de pollo y unas patatas fritas. Tomó el tren hasta Saint Clud, donde tenía "une chambre", en un hotel de mala muerte, regentado por un "algeriane", que siempre hablaba de la OAS, de lo que pedro entonces no tenía ni puñetera idea. y apenas se enteraba, porque hablaba muy deprisa el francés<<<
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Había trabajado l5 días en una empresa de Saint Cloud, donde había firmado un contrato por seis meses.
Paseando un día, por sus calles, se detuvo ante un grupo de obreros, que por medio de una máquina habrían zanjas, donde se enterraban tubos de plástico,, donde se introducían los cables del teléfono.
Quince días en los cuales, Pedro, empezó a conocer a sus compañeros portugueses. Una gran nevada, había paralizado los trabajos. Pedro a las 8 de la mañana, se acercó al lugar donde la empresa, tenía colocadas las cabañas. Así días posteriores, nadie acudió hasta el cuarto d´da, muy avanzada la mañana. Hacía mucho frío. tenía los pies empapados, por la nieve que se derritía dentro de mis únicos zapatos. Buscó la llave en la repisa al efecto, y la cogio con alegría. Una mirada a la estufa... leña; se puso a encender el fuego pero no había papel. Buscó en su mono... tieso por la helada: menos 13 marcaba el termómetro.
No muy lejos había unas tiendas, se dirigió a ellas meditando su situación: Lo justo para el viaje, le quedaba en su "chmbre" en pesetas, la decisión estaba tomada. Tomó un poco de dinero...
Un periódico para encender la estufa, patatas, unos huevos, manzanas y un par de botes de lentejas, aceite de girasol, y una sartén. Lo mas penoso para hacerse entendér, fuera pedir una vela: Pedro se esforzaba el que le comprendieran, y, ante la cara de bobos azorados en todos los presentes, sacó en mechero y poniendo el dedo pulgar hacia arriba, acercó la llama...
!"Une bugíe! -gritó una mujer- Todos se pusieron a reír.
Una temporada, trabajo días después, algún domingo. (continuará)
LIBERTAD.
TE OFREZCO ESTA HISTORIA E IGUALMENTE A TU PADRE, ANTONÍO Y RECUERDO PARA AQUELLOS QUE PASARON LOS PIRINEOS, CON LAS MALETAS, CON LAS MALETAS DE CARTÓN. (Me he prometido continuarla.)