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TEJEDA DE TIETAR

Habitantes: 965  Altitud: 450 m.  Gentilicio: Tejedano 
Hoy amanece en TEJEDA DE TIETAR a las 09:16 y anochece a las 19:02
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Situación:

La VILLA DE TEJEDA es un pueblo alto‑ extremeño, situado al Nordeste de la provincia de Cáceres. Se encuentra en la carretera Comarcal EX- 203, dista 22 Km. de Plasencia; pertenece al Partido Judicial de esta Ciudad, y forma parte de la Comarca de La Vera, como dice en sus últimos versos Doña Gregoria Collado: “TEJEDA, donde empieza / de La Vera el primor”, lo que nos sugiere titular al pueblo con el eslogan "Umbral de La Vera".

Podemos calificar a la Villa con el apelativo de “APACIBLE”. como lo hace el insigne escritor don Valeriano Gutiérrez Macías.

La extensión de su término municipal es de 5.013 Has., y la po­blación es de 975 vecinos.

Al Norte se levanta la Sierra del Piornal y el Cerro Peñalba. Disfruta de un clima templado, y reinan los vientos del Norte y Este.

Su término se encuentra bañado por el río Tiétar, que forma su límite meridional, y por las gargantas de Gargüera, la de Pasarón y la de Tejeda, la cual viene de Arroyomolínos y continúa después de la Junta hasta el Pantano.

Limita al Norte con el término de Arroyomo1inos de La Vera, al Este con el de Pasarón, al Sur con el río Tiétar y el término de Malpartida de Plasencia y al Oeste con la garganta de Gargüera y el término del citado pueblo.

Además, el 2 de Julio de 1916 en la Gaceta de Madrid aparece un real decreto aprobando la reforma propuesta por la Real Sociedad Geográfica cambiando la denominación de algunos pueblos de España para evitar, según ellos, "la extraordinaria y lamentable confusión" con otras localidades del mismo nombre. Y de esta manera es publicado:" Tejeda, partido de Plasencia, se llamará Tejeda de Tiétar". Creemos que sin mucho fundamento añadieron esa coletilla al nombre histórico de TEXEDA - TEJEDA.

También se inaugurará próximamente el monumento de Emilio González Núñez, dedicado al pueblo, que se llamará "Tejeda, puerta y umbral de La Vera". firma: La Micaela, revista local.

Ayuntamiento:

En el dintel de la puerta de entrada del Ayuntamiento
se han redescubierto recientemente las letras que permanecían grabadas en la piedra.

Vamos a dar una lectura de estas palabras:

La primera letra que vemos es una “S” y formará palabra con la vocal “E” que debe encontrarse encalada a la izquierda; este vocablo anuncia a los vecinos y, sobre todo, a los forasteros lo que "ES” el edificio que tienen delante.

Como si se tratara de dos puntos, el cantero ha grabado una cruz de Malta (o de Santiago).

Sigue una palabra que desconocemos casi por completo su signifícado, “POSITO”. Ayudado de la Enciclopedia Espasa‑ Calpe daremos la definición y aclararemos este concepto: "Casa en que se guarda la cantidad de trigo que en las ciudades, villas y lugares se tiene de repuesto y prevención."

Es una institución de carácter municipal, de origen medieval. Se sabe que el Cardenal Cisneros fundó algunos, y que la primera legislación completa sobre ellos data de tiempos de Felipe II (1.584).

Eran los pósitos unos graneros, especialmente de trigo, con el objeto de abastecer de pan al público en las épocas de carestía, y para prestar el grano a los labradores tanto para la siembra como para el consumo en los meses de mayor escasez; librándolos así de caer en la guerra de la usura. Era un medio eficaz para precaverse contra las malas cosechas, el acaparamiento y los altos precios.

Para confirmar esta literatura, nos valemos de un manuscrito sobre TEJEDA de 1.791 donde se lee: "En este pueblo hay un pósíto y sus fondos ascienden en el presente año a doscientas cuarenta y ocho fanegas, once celemines y un cuartillo de trigo las cuales se hallan repartidas a labradores para sembrar y cinco mil noventa y ocho reales en dinero con los cuales se compra trigo para amasar y surtir de pan el pueblo."

Vemos que el pósito cumple la doble finalidad expuesta: el de hacer préstamos y atender al panadeo.

Bueno también será recordar la merecida fama que hasta hace poco tenía TEJEDA de producir trigo en abundancia para abastecer a propios que amasaban el pan para varios días en sus mismas casas, y surtir a otros pueblos de La Vera.

La conjunción “Y” nos dice que allí además se administraban las casas que pertenecían al Ayuntamiento.



Estas casas a las que se refiere la inscripción, suponemos que se tratarían, además del propio Ayutamiento, de "una casa fragua, matadero y corral de concejo" (aún se mantiene el Corral‑ Concejo), como dice un manuscrito fechado en la Villa de TEJEDA a trece días del mes de Febrero del año de mil setecientos cincuenta y tres (1.753).

Nos queda por comentar la fecha marcada "AÑO DE (letras enlazadas) 1786", dato que no hemos podido estudiar, aunque lo más normal es que se trate del año de la construcción del edificio; justamente era la época de mayor auge de los pósitos, que se sitúa en la segunda mitad del siglo XVIII. Pero puede también que por aquella fecha se ampliara y reconstruyera el viejo Ayuntamiento; y nos aventuramos a confirmar esto basándonos en el año grabado en otra piedra colocada en el rellano que hacen los peldaños que suben hacia la puerta, marca la fecha del "AÑO DE 1.756 ó 1.736, piedra que sería el dintel del ventanuco del calabozo que fuera de un primitivo Ayuntamiento; es suficiente observar los tres huecos dejados por los barrotes, en la cara interior de la piedra.

Monumentos:

Iglesia de San Miguel Arcangel. Siglo XVI. Monumento Histórico Artístico
Ermita del Santo Cristo
Ermita de San Sebastián

Fiestas:

20 de enero: San Sebastián.
25 de mayo y 20 de julio: En estas fechas tienen lugar importantes ferias de ganado.
15 de agosto: Nuestra Señora de la Torre, celebración que cuenta con gran fervor popular.
14 de septiembre: Santísimo Cristo.
29 de septiembre: Fiestas Patronales de San Miguel, una tradición que data del siglo XVI y constituye la principal celebración de Tejeda

Costumbres:

Era costumbre de antaño hacer coincidir con las fiestas de San Miguel la celebración de muchas bodas en la Villa de Tejeda.

ECHAR EL VINO.

Uno de los primeros requisitos para mocearse y poder echarse novia consistía en una especie de ceremonia o rito que protagonizaba la cuadrilla de los mozos viejos. Era necesario que el joven "echara el vino"; le cobraban una media arroba y un paquete de tabaco y papel que llevaba a la Plaza Mayor.

Para juntarse todos los mozos tocaban al atardecer un caracol muy grande que se escuchaba en todo el pueblo; mientras se iba formando el corro, los mas pequeños se entrometían y los mozos para ahuyentarlos los pegaban con el cinto o la correa por meterse donde no los llamaban. Según llegaban preguntaban: ¿Quien ha echado el vino? ¡Fulano! Pues ¡bienvenido sea!. Una vez dispuestos en corro, el "alcalde de los mozos", que siempre era el mas viejo, y el nuevo, que hacia de "alguacil", colocados en el centro, repartían como una jarrita a cada uno y mientras bebían y fumaban el "alcalde de los mozos" daba a saber quien echaba el vino. Con aquellos saludos de bienvenida y brindis en su honor, el muchacho (16-17 años) se convertía en mozo hecho y derecho. Ya podía, desde esa noche, rondar a las mozas, pretender a una joven con el propósito de ser novios, acudir a las reuniones de los mozos para acordar el toro, los bailes y otros festejos de San Miguel....

EL RAMO DE LA NOVIA

Cuando el mozo tenía novia, existía la costumbre a principios de siglo de regalar a la joven un ramo de flores, confeccionado primorosamente por algunas mujeres del pueblo, que dejaba en la ventana de la casa. Si la noviería estaba aceptada no solo por la novia, sino también por toda la familia, no había ningún impedimento para que el novio se acercara a la ventana y depositara el ramo de flores; daba unos golpes en la misma, y la novia, que estaba esperando, lo recogía con agrado. Era un encuentro amoroso de unos novios que platicaban durante horas y a veces hasta el amanecer sin ningún inconveniente por parte de la juventud. Si se trataba de una noviería que estaba formalizándose, el mozo acudía a la cita llevando el ramo que colocaba en la ventana, y a continuación, sin perder de vista el ramo, pasaba delante de la casa lanzando silbos y canciones de amores a la novia. De esta manera acreditaba que él era el dueño de rondar la calle. La novia salía al reclamo, recogía las flores manteniendo unos momentos de plática, y se retiraba de inmediato para no ser descubiertos por la familia. Cuando la novia por cualquier impedimento no podía recogerlo, el mozo cesaba en su ronda, buscaba un rincón oculto y esperaba vigilando desde su escondrijo. O tal vez pudiera decirse que velaba armado; puestos que por aquellos tiempos todos los hombres gastaban una faja ancha liada al vientre y a los riñones de uno o dos metros de larga que usaba, entre otros cometidos, y sobre todo en este caso, como precaución, para guardar en ella varias piedras y un cuchillo, un puñal o una pistola. Era frecuente que la novia contara con más de un pretendiente que al sentir las canciones acudía al lugar de la cita, dispuesto a retirar el ramo de la ventana; pero cuando el otro se percataba de la presencia del intruso, se iniciaba un recia pedrea por ambas partes. Una vez que las pedradas cesaban, el rival se retiraba, ya que su propósito era hacer acto de presencia para indicar al novio que la moza tenía otro galán, que no le sería tan fácil la conquista. El mozo continuaba vigilando hasta despuntar el alba, y se marchaba dejando el ramo en la ventana. Por la mañana, la familia recogía el ramo, y los padres le preguntaban a la hija por el mozo que lo había puesto; si era de su gusto, le dejaban el ramo para que lo guardara y siguieran las relaciones; si no era de su agrado, los padres lo rompían y lo tiraban a la calle. Con este gesto despreciativo el joven comprendía que no era grato a los ojos de la familia, y tenía que romper sus relaciones con la muchacha.

COBRAR EL PISO

Hacia los primeros lustros del siglo era frecuente la endogamia que no permitía la intrusión de los forasteros, y cuando alguno se echaba novia en el pueblo, una comisión de tres mozos viejos le pedían "el piso", que consistía en hacerle pagar una arroba de vino. Era una forma de solventar con los mozos era usurpación de la mujer que teóricamente les correspondía; además también servía para confirmar el noviazgo en el pueblo. Si al forastero no pagaba, no le dejaban ver a la novia, y le tiraban al pilón.

LA ENTRADA EN CASA

Otro paso importante y definitivo era la entrada en casa. El novio para establecer relaciones serias tenía que pedir la entrada en la casa de los padres de la novia. Se le recibía en la cocina, que era el sitio de costumbre; el novio entendía que era bien acogido cuando el futuro suegro le ofrecía la petaca y fumaban un pitillo mientras charlaban de su pretensiones. A partir de aquella noche, tenía la entrada libre para venir a buscar a la novia.

LA BODA

Tres semanas antes de casarse los novios, se leían las amonestaciones en la Iglesia, lo que suponía un gran día de fiesta. La víspera se solía avisar a los familiares y amigos; se decía: "Que mañana me amonesto y quiero que me des la enhorabuena". Al día siguiente el convidado tenía la obligación de tomar los dulces y respondía: "Que sea en buena hora y se cumpla lo que se desea". En aquellos tiempos las bodas eran muy alegres, y se organizaban fiestas y comidas por todo lo alto; desde el convite que daban los padrinos a base de buñuelos de chocolate, hasta la ronda que alegraba a todos los invitados y demás vecinos. Llegaban acompañados de los novios hasta la casa de los padres del novio que salían a recibir a la nuera como si se tratara de una hija. La ceremonia se celebraba con misa cantada, a la que asistían los novios e invitados con sus mejores galas; el traje del novio era de paño negro y sombrero del mismo color, la novia lucía un vestido negro de calle que contrastaba con el blanco de su ramo de azahar; las más adineradas portaban un vestido largo y de color blanco. Después de los esponsales la novia mantenía la costumbre de adornar el altar de la Purísima con su ramo. Luego, la comida que era fenomenal y abundante, con un plato fuerte principalmente de carne a la caldereta y toda clase de dulces, como las tradicionales perrunillas. Al final del suculento banquete, aún hoy se conserva esta costumbre, los invitados en una bandeja entregaban a los recién casados la "espiga", normalmente dinero, para que les ayuda a emprender la nueva vida.

"LA PEHCÁ"

Los mozos tenían derecho a la "pehcá" que consistía en un pieza de bacalao y una botella de vino. Aquella noche de boda, en la luna de miel, cuando los novios estaban acostados, llegaban los mozos que no habían sido invitados y les pedían la bacalá; por la ventana el novio les entregaba la "pehcá" y el vino que se lo tomaban en la Plaza Mayor y brindaban por los recién casados para desearles buena suerte y felicidad. La ronda seguía toda la noche hasta la mañana siguiente que se celebraba la tornaboda.

Historia:


Turismo:

Dónde comer
Hostal-Restaurante Los Rosales

Su cocina típica verata presenta como especialidad el cochinillo al ajillo, el cochinillo asado, la caldereta extremeña y las carnes asadas.

Carretera de Plasencia, 14. Tlf. 927469027.

Bar Chinato

Su especialidad es el rabo esfofado y dispone de aperitivos típicos y licores de la Comarca de la Vera.

Bar Ramonín

Sus especialidades son el magro de cerdo a la brasa y el cochinillo asado. Tlf. 927469112.

Productos Típicos

Panadería y bollería Gómez: Elaboración de pan de leña y perrunillas tradicionales.

Dónde dormir

Hostal-Restaurante Los Rosales

Dispone de amplios salones para celebraciones; servicio de cafetería-restaurante y cuenta con diez habitaciones dobles con baño completo, calefacción y aire acondicionado.

Carretera de Plasencia 14. Tlf. 927469027.

Casa Rural La Vallejera

Dispone de seis habitaciones dobles, salón social. Comidas por encargo.

Carretera de Plasencia. Tlf 927194121.

Casa de Los Pescadores

Calle de la Fuente. Tlf. 927469439.

Qué Visitar

Iglesia Parroquial de San Miguel

Monumento histórico-artístico, data del siglo XVI.

Ermita del Santísimo Cristo: Data del siglo XVII.

Ermita de San Sebastián: Data del siglo XVII.

Enclaves

Garganta de Tejeda

Dehesa Boyal

Paraje característico de las inmediaciones de Tejeda, con bosques de encinas, alcornoques y robles