¿Sabéis en qué
pueblo de la
sierra salmantina he aprendido que en el morón se ataba al buey para ser apuntillado tras la batipuerta, junto a seis
cerdos antes de deshurdir sus vientres y desmenuzarlos en el tajón con el rengue para ser llevados en cuévanas por el escampiao, donde el fuego sobre el tillo y la morilla permitían al zarzo el milagro chacinero evitando el remelo?